EE.UU. y Rusia se enfrentan por Venezuela
Más opiniones en Posición de la UE sobre Venezuela DW en español y en un artículo especial de Nueva Sociedad, NUSO: Urgente Venezuela.
Quien sufre de verdad es el pueblo de Venezuela.
¿Qué genera tanto interés en el país sudamericano un día después del 23 de enero 2019?
La respuesta es obvia, la riqueza de Venezuela no solo en petróleo, carbón, gas y sistema de refinerías locales (complejo refinador de Paraguaná el segundo mayor del mundo) e internacionales (Citgo en EU, varias localidades en el Caribe y el repele en Europa), sino también los recursos de Venezuela, mares y playas, minerales (arco Minero), bosques, agua (Lago de Maracaibo), ríos (Orinoco, Caroní).
Tomás Straka (Universidad Católica Andrés Bello, Caracas) NUSO.
"El 24 de enero de 2019, Venezuela amaneció con dos presidentes. Uno, Juan Guaidó, reconocido por un número considerable de gobiernos del mundo, muchos con una importancia clave para la vida del país; otro, Nicolás Maduro, aún con control efectivo del aparato del Estado, y en particular, hasta el momento, de la Fuerza Armada. Nunca antes en la larga y agitada historia venezolana se había visto algo así. Ha habido, por supuesto, situaciones revolucionarias en las que un poder desconoce la legitimidad de otro. Pero coexistiendo en la misma ciudad, no hay referencia de algo similar. A lo mejor, la Asamblea Nacional misma que preside Guaidó es lo que más se le parezca: cuando Maduro convocó la Asamblea Nacional Constituyente cuya legitimidad es puesta en cuestión, no llegó a disolver el Parlamento existente, y de hecho ambos llevan meses utilizando, aunque en días y salones distintos, las instalaciones del mismo palacio. Para este momento, la situación es la siguiente:
Guaidó se juramentó y ha sido reconocido por Estados Unidos, Canadá, la mayor parte de los países sudamericanos; por aquellos que tienen líos con Rusia (Georgia, Albania, Kosovo), lo que pone de relieve la escala del juego geopolítico; por Suiza, Francia y la Organización de Estados Americanos (OEA). La Unión Europea reconoce a la Asamblea Nacional como el único poder legítimo en Venezuela, pero no se atreve aún a llamar a Guaidó presidente. La propuesta es elecciones libres, en el entendido de que Maduro es esencialmente ilegítimo. Todo esto tiene implicaciones prácticas importantes: en tanto presidente encargado, Guaidó es el que tiene la potestad sobre los activos de Venezuela en el exterior, especialmente en Estados Unidos. Son activos que incluyen a la petrolera Citgo, con sus tres refinerías y 6.000 estaciones de servicio. También la venta de petróleo en Estados Unidos, que es el principal comprador de crudo venezolano, porque es el que paga de inmediato. El resto de la producción ya ha sido pagada por adelantado por China y Rusia, o se reparte de forma crediticia a través de diversos convenios, como Petrocaribe. Esto, eventualmente, le da a Guaidó un gran poder sobre la economía del país. Pero carece de los resortes de poder internos.
La ruptura de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos que decretó Maduro puede tener un efecto bumerán. Les dio a los diplomáticos estadounidenses 72 horas para salir del país, pero también a Washington una oportunidad para escalar la crisis. El gobierno estadounidense ya respondió que Maduro no tiene autoridad para romper relaciones con nadie, porque no es presidente legítimo. Por eso, los diplomáticos no serán retirados. Y advirtió que si llegare a pasarles algo, se respondería con rapidez y contundencia. Washington no explicó en qué consistiría tal contundencia, pero varios voceros ya habían señalado antes que no ha descartado ninguna opción. En consecuencia, están corriendo 72 horas de tensión en las que veremos quién se atreve primero a cruzar la raya.
El Alto Mando ha manifestado su apoyo irrestricto a Maduro. Casi 24 horas después de la juramentación de Guaidó, pero lo ha hecho al fin. Viendo la reacción internacional y sobre todo las protestas populares en las calles, parece ser el principal soporte del gobierno en estos momentos.
La calle ha estado muy movida en contra de Maduro. En lo que es la coronación de una tendencia que ya se avizoraba en 2017, esta vez el mayor protagonismo de las protestas ha estado en los barrios populares. Con una hiperinflación de 1.000.000% en 2018 y una depreciación del bolívar que ha llevado el sueldo mínimo a unos siete dólares mensuales, el hambre ha terminado por impulsar el disgusto de los venezolanos pobres que por una u otra razón no han podido, o no han querido, unirse a la masa de migrantes que se desborda por toda Sudamérica. Desde hace varios días, los barrios pobres de Caracas y varias otras ciudades se han convertido en escenario de verdaderas batallas campales. Ha habido saqueos, pero también actos de claro tinte político, como la quemas de casas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) o el derribamiento de estatuas de Hugo Chávez.
Las próximas horas se auguran igual de tensas y probablemente agitadas."
"El 24 de enero de 2019, Venezuela amaneció con dos presidentes. Uno, Juan Guaidó, reconocido por un número considerable de gobiernos del mundo, muchos con una importancia clave para la vida del país; otro, Nicolás Maduro, aún con control efectivo del aparato del Estado, y en particular, hasta el momento, de la Fuerza Armada. Nunca antes en la larga y agitada historia venezolana se había visto algo así. Ha habido, por supuesto, situaciones revolucionarias en las que un poder desconoce la legitimidad de otro. Pero coexistiendo en la misma ciudad, no hay referencia de algo similar. A lo mejor, la Asamblea Nacional misma que preside Guaidó es lo que más se le parezca: cuando Maduro convocó la Asamblea Nacional Constituyente cuya legitimidad es puesta en cuestión, no llegó a disolver el Parlamento existente, y de hecho ambos llevan meses utilizando, aunque en días y salones distintos, las instalaciones del mismo palacio. Para este momento, la situación es la siguiente:
Guaidó se juramentó y ha sido reconocido por Estados Unidos, Canadá, la mayor parte de los países sudamericanos; por aquellos que tienen líos con Rusia (Georgia, Albania, Kosovo), lo que pone de relieve la escala del juego geopolítico; por Suiza, Francia y la Organización de Estados Americanos (OEA). La Unión Europea reconoce a la Asamblea Nacional como el único poder legítimo en Venezuela, pero no se atreve aún a llamar a Guaidó presidente. La propuesta es elecciones libres, en el entendido de que Maduro es esencialmente ilegítimo. Todo esto tiene implicaciones prácticas importantes: en tanto presidente encargado, Guaidó es el que tiene la potestad sobre los activos de Venezuela en el exterior, especialmente en Estados Unidos. Son activos que incluyen a la petrolera Citgo, con sus tres refinerías y 6.000 estaciones de servicio. También la venta de petróleo en Estados Unidos, que es el principal comprador de crudo venezolano, porque es el que paga de inmediato. El resto de la producción ya ha sido pagada por adelantado por China y Rusia, o se reparte de forma crediticia a través de diversos convenios, como Petrocaribe. Esto, eventualmente, le da a Guaidó un gran poder sobre la economía del país. Pero carece de los resortes de poder internos.
La ruptura de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos que decretó Maduro puede tener un efecto bumerán. Les dio a los diplomáticos estadounidenses 72 horas para salir del país, pero también a Washington una oportunidad para escalar la crisis. El gobierno estadounidense ya respondió que Maduro no tiene autoridad para romper relaciones con nadie, porque no es presidente legítimo. Por eso, los diplomáticos no serán retirados. Y advirtió que si llegare a pasarles algo, se respondería con rapidez y contundencia. Washington no explicó en qué consistiría tal contundencia, pero varios voceros ya habían señalado antes que no ha descartado ninguna opción. En consecuencia, están corriendo 72 horas de tensión en las que veremos quién se atreve primero a cruzar la raya.
El Alto Mando ha manifestado su apoyo irrestricto a Maduro. Casi 24 horas después de la juramentación de Guaidó, pero lo ha hecho al fin. Viendo la reacción internacional y sobre todo las protestas populares en las calles, parece ser el principal soporte del gobierno en estos momentos.
La calle ha estado muy movida en contra de Maduro. En lo que es la coronación de una tendencia que ya se avizoraba en 2017, esta vez el mayor protagonismo de las protestas ha estado en los barrios populares. Con una hiperinflación de 1.000.000% en 2018 y una depreciación del bolívar que ha llevado el sueldo mínimo a unos siete dólares mensuales, el hambre ha terminado por impulsar el disgusto de los venezolanos pobres que por una u otra razón no han podido, o no han querido, unirse a la masa de migrantes que se desborda por toda Sudamérica. Desde hace varios días, los barrios pobres de Caracas y varias otras ciudades se han convertido en escenario de verdaderas batallas campales. Ha habido saqueos, pero también actos de claro tinte político, como la quemas de casas del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) o el derribamiento de estatuas de Hugo Chávez.
Las próximas horas se auguran igual de tensas y probablemente agitadas."
Ojalá que la riqueza de los venezolanos y venezolanas, motivo de disputa entre las potencias mundiales EUA, UE, Rusia, China, Turquia, Irán, sirva a los fines de reconstruir nuestro país, y no para más sufrimiento y saqueos.
Rafael A. Vilagut, San José de Costa Rica 24 de enero de 2019.
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