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sábado, 25 de diciembre de 2010

Guerra avisada no mata soldado




Y si lo mata es por descuidado. Este tipo de informaciones circulan en todos los países por estas fechas, veamos la que corresponde a Costa Rica.

Excesos alimentarios amenazan salud en fiestas de fin de año

Con la excusa de compartir en familia o con amigos los platillos únicos de esta época, los costarricenses beben y comen en exceso durante Navidad y Año Nuevo.

Sin embargo, estos gustitos traen consecuencias que pueden verse a corto, pero también sentirse a largo plazo.

Los kilitos que se acumulan están entre los efectos más rápidos y notables. No obstante, hay que agregar el aumento en el nivel de azúcar en la sangre y la acumulación de grasa en el cuerpo, explicó la nutricionista Mónica Umaña.

Según la especialista, el problema está en que los alimentos que se consumen en grandes cantidades y a deshoras, como ocurre en estas fiestas, tienen un alto contenido de grasas saturadas.

En esa lista están los tamales, las harinas refinadas –presentes en queques y otras reposterías–, los azúcares simples de turrones y confites, así como el sodio de salsas y condimentos.



Por una parte, el exceso de colesterol y triglicéridos en la sangre eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares y, por otra, demasiado sodio aumenta la presión sanguínea e incrementa la posibilidad de derrames cerebrales en personas hipertensas.

La falta de medida en el consumo de carnes rojas y embutidos puede elevar el ácido úrico.

La abundante ingesta provoca que el sistema digestivo se esfuerce más de la cuenta, lo que puede causar ardor, acidez, sensación de pesadez, flatulencia, hinchazón abdominal y que la digestión tarde mucho más de lo normal.

Esta situación se agudiza en quienes padecen desórdenes digestivos como úlceras, hernias hiatales, colitis y gastritis.

Con mesura

La preocupación por estos hábitos la comparte el nutricionista Mario Carballo, quien señala que estudios recientes apuntan hacia un deterioro en las costumbres alimentarias de los ticos.

Los especialistas, igualmente, llaman a la mesura en cuanto al número de copas en estos días.

El consumo excesivo de alcohol puede provocar daños en el hígado, estómago, colon, laringe y esófago.

Aparte, al producir cambios en la conducta, puede ser un disparador de actitudes violentas y accidentes de tránsito.



Para el psiquiatra Marco Aguilar, este es un momento propicio para entrar en conciencia de que cada persona es la que se da permisos para caer en excesos, sea de comida, bebida o incluso gastos.

“Debemos tener claro que somos capaces de ejercer control y frenar la presión que ejercen los demás”, añadió el psiquiatra.

En su criterio, lo conveniente es ponerse metas para evitar sentimientos de culpa en enero, cuando haya que volver a la cotidianidad.

Los límites son aún más importantes para pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial o insuficiencia cardíaca, renal o hepática.

“El espíritu navideño, que es un tanto permisivo, hace que algunas personas descuiden sus tratamientos y agraven aún más su condición”, manifestó Mónica Umaña. Via La Nación.

¿Crees que los excesos en las comidas ocurren en todos los países? Feliz y Saludable tarde-noche.


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