El siglo XVIII constituye, en general, una época de progreso de los conocimientos racionales y de perfeccionamiento de las técnicas de la ciencia. Fue un período de enriquecimiento que potenció a la nueva burguesía, si bien se mantuvieron los derechos tradicionales de los órdenes privilegiados dentro del sistema monárquico absolutista. Sin embargo, la historia del siglo XVIII consta de dos etapas diferenciadas: la primera supone una continuidad del Antiguo Régimen hasta la década de 1770, y la segunda, de cambios profundos, culmina con la Revolución estadounidense, la Revolución francesa y la Revolución Industrial en Inglaterra. Hoy en Feliz y Saludable, "América y España en Retrospectiva: Manuel Ramón Guevara y Vasconcelos (1739-1807), José María España Rodríguez del Villar y Sáenz (1761-1799) y Manuel Gual (1759-1800)".
Manuel Ramón Guevara y Vasconcelos. Ceuta, 20. VII. 1739 – Caracas (Venezuela), 9.X.1807. Militar, gobernador era hijo de José Pedro de Guevara Vasconcelos y Riveiro, brigadier de los Reales Ejércitos, coronel del Regimiento Fijo de Ceuta, alférez mayor de Ceuta y caballero del hábito de Santiago, siendo su madre María del Pilar Pedrajas y Medrano, hija, a su vez, del intendente del Ejército en el reino de Galicia José Pedrajas y nieta del teniente general del Ejército y gran tratadista de la ingeniería militar española Sebastián Fernández de Medrano.
Comenzó su carrera militar a los dieciséis años, como cadete del Regimiento Fijo de Ceuta, en el que ingresó el 6 de agosto de 1755. Subteniente seis meses más tarde y teniente un año y medio después, su carrera se estanca luego para no ascender a teniente de Granaderos hasta pasados ocho años, si bien es cierto que en ese período sirvió como dragón, de edecán, a Miguel de Irumberri y Balanza, mariscal del Ejército de Extremadura en la expedición contra Portugal ordenada por Carlos III. Finalizada la guerra, en 1763, vuelve a Ceuta, donde se graduó de capitán en 1766.
En 1767 pasó al empleo de capitán vivo con compañía del Regimiento de la Corona, ejerciendo por dos veces la dirección de la Escuela de Cadetes y siendo elegido para las Quintas de La Mancha y luego para las de Córdoba. Fundada, en 1774, la Academia Militar para la Infantería y Caballería de Ávila, consiguió ser escogido para ingresar en ella, completando en dos años todos los cursos que allí se impartían.
En 1780 ingresó, en unión de su hermano José Antonio, en la Orden de Santiago y en 1783 ascendió a teniente coronel. Por esta época aparece ya en América, primero en Puerto Rico con su Regimiento, luego en Cartagena de Indias y más tarde en Santa Fe de Bogotá, ciudad en donde entró como ayuda de campo del arzobispo virrey Antonio Caballero y Góngora, quien le encomendó la organización de las milicias del puerto de Guayaquil, con el cargo de comandante en jefe. Precisamente en Guayaquil estuvo en 1785 a cargo del cerco sanitario contra la viruela, de la que él mismo fue enfermo.
A finales de la década volvió a España, ante los movimientos que se aventuraban contra Francia, pero en 1793 se encontraba ya en Cuba, donde haría testamento, antes de volver al Ejército de Cataluña, en el que combatió y fue hecho prisionero durante varios años, en virtud de la Capitulación de Collioure de 27 de mayo de 1794.
En octubre de 1798 ascendió a brigadier y recibió en Madrid el nombramiento de capitán general de Venezuela, donde gobernaría con mano dura, reprimiendo todo conato de rebelión contra España.
José María España Rodríguez del Villar y Sáenz (La Guaira, un 28 de febrero (como hoy) de 1761 - Santiago de León de Caracas, 8 de mayo de 1799) fue un militar y político venezolano, que junto a Manuel Gual, protagonizó la pro-independentista conspiración de Gual y España, tras la cual fue condenado a morir torturado y descuartizado en la Plaza Mayor de Caracas. Enarboló la bandera de los derechos humanos, buscó la abolición de la esclavitud y habló de la igualdad de "indios, blancos, pardos y mestizos".
Fue el tercer hijo del Sargento José de España y Sáenz y Anastasia Rodríguez del Villar; al poco tiempo la familia se trasladó a Bayona Francia, donde transcurre su infancia. De adolescente lee sobre temas de filosofía y de política, en inglés y francés, es en este período que regresa a La Guaira para incorporarse a la milicia. Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del derecho divino de los reyes. La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea en julio de 1776. Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico para el inicio de la revolución en Francia.
Esa simpatía, reforzada por la presencia de prisioneros españoles en las costas de La Guaira, conduce tanto a José María España como a Manuel Gual a idear planes para implantar la república, no solo en Venezuela sino en toda América. La idea cobra al poco tiempo carácter de proyecto, suma fuerzas entre amigos y conocidos, y deviene así en franca conspiración. Sus objetivos serían: la destitución del poder español, libertad de comercio y producción, creación de una República con la unión de las provincias de tierra firme de Caracas, Maracaibo, Cumaná y Guayana, declaración de los derechos de libertad, propiedad y seguridad e igualdad entre las clases sociales.
Pero al ejemplo de Francia se suma todavía un estímulo mayor cuando, durante la segunda mitad de 1796 y abril de 1797, llegó a La Guaira, un grupo de prisioneros políticos españoles, autores de la célebre "Conspiración de San Blas", dirigida por Juan Bautista Mariano Picornell y Gomila (1759-1825), con él, llegaron cargados de grillos, José Lax de Boas, Manuel Cortés Campomanes, Bernardino Garasa, Juan de Manzanares, Juan Pons Izquierdo, Joaquín Villalba y Sabastian Andrés, todos masones y enemigos declarados de la monarquía española. Estos masones eran miembros activos de las logias regulares "Libertad" y "España", que trabajaban en el templo masónico de la Calle Basteros en Madrid.
Comenzó su carrera militar a los dieciséis años, como cadete del Regimiento Fijo de Ceuta, en el que ingresó el 6 de agosto de 1755. Subteniente seis meses más tarde y teniente un año y medio después, su carrera se estanca luego para no ascender a teniente de Granaderos hasta pasados ocho años, si bien es cierto que en ese período sirvió como dragón, de edecán, a Miguel de Irumberri y Balanza, mariscal del Ejército de Extremadura en la expedición contra Portugal ordenada por Carlos III. Finalizada la guerra, en 1763, vuelve a Ceuta, donde se graduó de capitán en 1766.
En 1767 pasó al empleo de capitán vivo con compañía del Regimiento de la Corona, ejerciendo por dos veces la dirección de la Escuela de Cadetes y siendo elegido para las Quintas de La Mancha y luego para las de Córdoba. Fundada, en 1774, la Academia Militar para la Infantería y Caballería de Ávila, consiguió ser escogido para ingresar en ella, completando en dos años todos los cursos que allí se impartían.
En 1780 ingresó, en unión de su hermano José Antonio, en la Orden de Santiago y en 1783 ascendió a teniente coronel. Por esta época aparece ya en América, primero en Puerto Rico con su Regimiento, luego en Cartagena de Indias y más tarde en Santa Fe de Bogotá, ciudad en donde entró como ayuda de campo del arzobispo virrey Antonio Caballero y Góngora, quien le encomendó la organización de las milicias del puerto de Guayaquil, con el cargo de comandante en jefe. Precisamente en Guayaquil estuvo en 1785 a cargo del cerco sanitario contra la viruela, de la que él mismo fue enfermo.
A finales de la década volvió a España, ante los movimientos que se aventuraban contra Francia, pero en 1793 se encontraba ya en Cuba, donde haría testamento, antes de volver al Ejército de Cataluña, en el que combatió y fue hecho prisionero durante varios años, en virtud de la Capitulación de Collioure de 27 de mayo de 1794.
En octubre de 1798 ascendió a brigadier y recibió en Madrid el nombramiento de capitán general de Venezuela, donde gobernaría con mano dura, reprimiendo todo conato de rebelión contra España.
José María España Rodríguez del Villar y Sáenz (La Guaira, un 28 de febrero (como hoy) de 1761 - Santiago de León de Caracas, 8 de mayo de 1799) fue un militar y político venezolano, que junto a Manuel Gual, protagonizó la pro-independentista conspiración de Gual y España, tras la cual fue condenado a morir torturado y descuartizado en la Plaza Mayor de Caracas. Enarboló la bandera de los derechos humanos, buscó la abolición de la esclavitud y habló de la igualdad de "indios, blancos, pardos y mestizos".
Fue el tercer hijo del Sargento José de España y Sáenz y Anastasia Rodríguez del Villar; al poco tiempo la familia se trasladó a Bayona Francia, donde transcurre su infancia. De adolescente lee sobre temas de filosofía y de política, en inglés y francés, es en este período que regresa a La Guaira para incorporarse a la milicia. Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del derecho divino de los reyes. La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea en julio de 1776. Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico para el inicio de la revolución en Francia.
Esa simpatía, reforzada por la presencia de prisioneros españoles en las costas de La Guaira, conduce tanto a José María España como a Manuel Gual a idear planes para implantar la república, no solo en Venezuela sino en toda América. La idea cobra al poco tiempo carácter de proyecto, suma fuerzas entre amigos y conocidos, y deviene así en franca conspiración. Sus objetivos serían: la destitución del poder español, libertad de comercio y producción, creación de una República con la unión de las provincias de tierra firme de Caracas, Maracaibo, Cumaná y Guayana, declaración de los derechos de libertad, propiedad y seguridad e igualdad entre las clases sociales.
Pero al ejemplo de Francia se suma todavía un estímulo mayor cuando, durante la segunda mitad de 1796 y abril de 1797, llegó a La Guaira, un grupo de prisioneros políticos españoles, autores de la célebre "Conspiración de San Blas", dirigida por Juan Bautista Mariano Picornell y Gomila (1759-1825), con él, llegaron cargados de grillos, José Lax de Boas, Manuel Cortés Campomanes, Bernardino Garasa, Juan de Manzanares, Juan Pons Izquierdo, Joaquín Villalba y Sabastian Andrés, todos masones y enemigos declarados de la monarquía española. Estos masones eran miembros activos de las logias regulares "Libertad" y "España", que trabajaban en el templo masónico de la Calle Basteros en Madrid.
La invención de la Masonería (SIGLO XVIII), https://youtu.be/GC7QOOUsTWM.
Influidos por las ideas de la Revolución Francesa (1789-1799), secretamente organizaron en Madrid una vasta conspiración para establecer la República. Cuando comenzaban los preparativos fueron descubiertos y por orden del rey fueron encarcelados y embarcados rumbo a la prisión de Cartagena de Indias. Temporalmente desembarcaron en La Guaira, quedando encerrados en el Fortín de San Carlos.
Descubren la conspiración el 12 de julio de 1797 y mandan a apresar a José María España, quien huye desde su casa, en Macuto y junto con Manuel Gual, se va para Curazao. El complot fue descubierto por el capitán Domingo Antonio Lander y el sacerdote Juan Vicente Echeverría, llevada al capitán general, al arzobispo y a la Real Audiencia. De Curazao llegan a Trinidad, donde José María España tiempo después decide regresar a Venezuela para retomar la lucha.
Clandestinamente logra embarcarse hacia Barcelona, y de igual modo llega a La Guaira en los primeros días del año 1799. Se aloja en la casa de una antigua esclava de su familia, cerca de la Casa Guipuzcoana y después pasó al Cardonal, a la casa de otro esclavo manumiso, quien también lo escondió. Dicen que de noche, disfrazado de carbonero, iba a ver a su esposa, en la calle San Francisco. Habiendo salido ésta embarazada, empezó a despertar sospechas a los vecinos. Denunciado por el esclavo Rafael España, a quien torturaron para que lo hiciera, fue hecho prisionero, cuando bajando a la casa vecina por una chimenea, tratando de huir, la Sra. María Josefa Herrera, lo entregó a la comisión de soldados que lo buscaba. A través de otro esclavo de su hacienda, intenta asimismo fomentar una rebelión entre los negros de Naiguatá. José María España es capturado el 29 de abril de 1799.
El tribunal especial que lo juzga, compuesto por el capitán general Manuel Ramón Guevara y Vasconcelos, el regente Antonio López Quintana, los oidores José Bernardo Asteguieta, Francisco Ignacio Cortínez y el escribano y secretario Rafael Diego Mérida, determina para él un castigo que quiere ser advertencia para el resto de los pobladores de la provincia de Venezuela.
El 8 de mayo de 1799, en la Plaza Mayor de Caracas actual Plaza Bolívar, llega desde la cárcel y es amarrado a la cola de un caballo y literalmente arrastrado, lo hacen subir al cadalso y sin más trámites es ahorcado en el sitio que hoy ocupa la estatua de El Libertador en la Plaza Bolívar de Caracas. Luego, el verdugo procede a decapitar y descuartizar el cuerpo; su cabeza fue puesta en una jaula en la Puerta de Caracas, en La Guaira; Para escarmentar a la población, cada parte fue colocada en vigas y exhibida en la entrada de Macuto, en Quinta Calzón, en Chacón, Hoyo de la Cumbre, lugares donde él se reunía con los conspiradores. A su vez, su esposa fue enviada a la cárcel por haberlo protegido.
Antes de morir dijo "No tardará el día en que mis cenizas sean honradas". Pese a la brevedad de la conspiración, esta fue un testimonio del descontento social y dejó una huella en las conciencias de su época.
Descubren la conspiración el 12 de julio de 1797 y mandan a apresar a José María España, quien huye desde su casa, en Macuto y junto con Manuel Gual, se va para Curazao. El complot fue descubierto por el capitán Domingo Antonio Lander y el sacerdote Juan Vicente Echeverría, llevada al capitán general, al arzobispo y a la Real Audiencia. De Curazao llegan a Trinidad, donde José María España tiempo después decide regresar a Venezuela para retomar la lucha.
Clandestinamente logra embarcarse hacia Barcelona, y de igual modo llega a La Guaira en los primeros días del año 1799. Se aloja en la casa de una antigua esclava de su familia, cerca de la Casa Guipuzcoana y después pasó al Cardonal, a la casa de otro esclavo manumiso, quien también lo escondió. Dicen que de noche, disfrazado de carbonero, iba a ver a su esposa, en la calle San Francisco. Habiendo salido ésta embarazada, empezó a despertar sospechas a los vecinos. Denunciado por el esclavo Rafael España, a quien torturaron para que lo hiciera, fue hecho prisionero, cuando bajando a la casa vecina por una chimenea, tratando de huir, la Sra. María Josefa Herrera, lo entregó a la comisión de soldados que lo buscaba. A través de otro esclavo de su hacienda, intenta asimismo fomentar una rebelión entre los negros de Naiguatá. José María España es capturado el 29 de abril de 1799.
El tribunal especial que lo juzga, compuesto por el capitán general Manuel Ramón Guevara y Vasconcelos, el regente Antonio López Quintana, los oidores José Bernardo Asteguieta, Francisco Ignacio Cortínez y el escribano y secretario Rafael Diego Mérida, determina para él un castigo que quiere ser advertencia para el resto de los pobladores de la provincia de Venezuela.
El 8 de mayo de 1799, en la Plaza Mayor de Caracas actual Plaza Bolívar, llega desde la cárcel y es amarrado a la cola de un caballo y literalmente arrastrado, lo hacen subir al cadalso y sin más trámites es ahorcado en el sitio que hoy ocupa la estatua de El Libertador en la Plaza Bolívar de Caracas. Luego, el verdugo procede a decapitar y descuartizar el cuerpo; su cabeza fue puesta en una jaula en la Puerta de Caracas, en La Guaira; Para escarmentar a la población, cada parte fue colocada en vigas y exhibida en la entrada de Macuto, en Quinta Calzón, en Chacón, Hoyo de la Cumbre, lugares donde él se reunía con los conspiradores. A su vez, su esposa fue enviada a la cárcel por haberlo protegido.
Antes de morir dijo "No tardará el día en que mis cenizas sean honradas". Pese a la brevedad de la conspiración, esta fue un testimonio del descontento social y dejó una huella en las conciencias de su época.
Manuel Gual (La Guaira, Capitanía General de Venezuela, 1759 — San José de Oruña, Trinidad, 25 de octubre de 1800) fue un militar y político venezolano que participó junto a José María España en la conspiración fallida en contra del dominio colonial español.
Nació en La Guaira en 1759, sus padres fueron el coronel español Mateo Gual Puello y la criolla Josefa Inés Curvelo e Ibieta. Su progenitor fue un distinguido militar que ejerció cargos de responsabilidad, como Gobernador de la provincia de Cumaná y Comandante de La Guaira y Puerto Cabello. Manuel Gual siendo muy joven fue incorporado como Cadete al "Batallón Veterano de Caracas", para 1777 ostentaba el grado de Subteniente.
Aficionado a la lectura de obras filosóficas y políticas y en contacto con personas que llegaban de Europa, en las "Sociedades secretas", Manuel Gual encontró información sobre los acontecimientos de Francia y las ideas liberales que comenzaban a extenderse por todo el mundo.
En la época en que vivió Gual, en Venezuela no funcionaban todavía logias masónicas propiamente dichas. Las mencionadas Sociedades secretas, donde se reunían periódicamente y en forma furtiva, las personas de ideas liberales, eran una especie de centros filosóficos, donde se discutían problemas relacionados con la libertad y la justicia. Estas sociedades secretas, fueron establecidas por españoles y criollos, que habían visitado Francia o que tuvieron contacto con intelectuales que seguían las enseñanzas de los "enciclopedistas".
Gual frecuentaba esas sociedades secretas, en las cuales se predicaban los principios de la francmasonería, que desde la conferencia de Londres en 1717, se habían difundido por toda Europa. Por esa razón el nombre de este prócer ha sido incluido entre las figuras masónicas del pasado.
De acuerdo con el testimonio de sus compañeros de armas, poseía una gran cultura general, ya que entre otras cosas dominaba el francés y el inglés, además de ejecutar el violín con maestría. Aunque vivía alejado de Caracas, en la localidad de Santa Lucía hoy estado Miranda, frecuentemente viajaba a dicha ciudad y al puerto de La Guaira, donde se reunía con amigos. En una de estas reuniones periódicas sostenidas con José María España en Macuto se fue preparando el plan conspirativo, que tuvo a Gual como comandante militar del movimiento y presidente de la República por establecer. En este sentido, fue él quien diseñó la bandera que habría de adoptarse y el plan general militar y político a implementarse.
Aficionado a la lectura de obras filosóficas y políticas y en contacto con personas que llegaban de Europa, en las "Sociedades secretas", Manuel Gual encontró información sobre los acontecimientos de Francia y las ideas liberales que comenzaban a extenderse por todo el mundo.
En la época en que vivió Gual, en Venezuela no funcionaban todavía logias masónicas propiamente dichas. Las mencionadas Sociedades secretas, donde se reunían periódicamente y en forma furtiva, las personas de ideas liberales, eran una especie de centros filosóficos, donde se discutían problemas relacionados con la libertad y la justicia. Estas sociedades secretas, fueron establecidas por españoles y criollos, que habían visitado Francia o que tuvieron contacto con intelectuales que seguían las enseñanzas de los "enciclopedistas".
Gual frecuentaba esas sociedades secretas, en las cuales se predicaban los principios de la francmasonería, que desde la conferencia de Londres en 1717, se habían difundido por toda Europa. Por esa razón el nombre de este prócer ha sido incluido entre las figuras masónicas del pasado.
De acuerdo con el testimonio de sus compañeros de armas, poseía una gran cultura general, ya que entre otras cosas dominaba el francés y el inglés, además de ejecutar el violín con maestría. Aunque vivía alejado de Caracas, en la localidad de Santa Lucía hoy estado Miranda, frecuentemente viajaba a dicha ciudad y al puerto de La Guaira, donde se reunía con amigos. En una de estas reuniones periódicas sostenidas con José María España en Macuto se fue preparando el plan conspirativo, que tuvo a Gual como comandante militar del movimiento y presidente de la República por establecer. En este sentido, fue él quien diseñó la bandera que habría de adoptarse y el plan general militar y político a implementarse.
El 15 de julio de 1797, la conspiración fue revelada ante el capitán general Pedro Carbonell, siendo designado Antonio Fernández de León para que se trasladara a la hacienda de Gual en Santa Lucía, con la finalidad de incautar los papeles relacionados con la insurrección y traerlo preso a Caracas. Gual, quien había sido advertido a tiempo por un recado que le envió su hermano, se trasladó en secreto a Caracas y de ahí a La Guaira, donde supo que José María España había logrado huir hacia los montes de Uria y luego a Caracas. En Camurí Chico se encontraron Gual y España, quienes se embarcaron juntos para la isla de Curazao. En esta colonia holandesa fueron recibidos por los hermanos Manuel y Felipe Piar, curazoleños que días antes habían sido expulsados de La Guaira por simpatizar con la revolución.
Poco a poco la situación de Gual se hizo más difícil, ya que las autoridades españolas estrecharon el cerco en torno a su persona. Espías al servicio de la Corona lo vigilan noche y día, por lo que tiene que adoptar el nombre de " Moseiur Bourdon" para disfrazar su identidad. A principios de 1800 su salud se ve muy afectada por problemas intestinales, pero se sobrepone a ellos para viajar a la isla de Saint Thomas, entonces colonia danesa, en busca de armas y de voluntarios que quieran participar en sus proyectos. Sin embargo, sólo consigue dos jóvenes que lo acompañan a la isla de Trinidad ocupada por los ingleses en 1797.
Aunado a esto se suma la frialdad con la que empezó a tratarlo el gobernador inglés Thomas Picton (1758-1815) y con los obstáculos que comenzó a poner en su camino. En septiembre de 1800, un amigo y compañero de causa, de nombre Juan Monaira, muere en circunstancias extrañas, llegando a circular el rumor de que había sido envenenado por un espía español; el cual también se cree que mató a Gual el 25 de octubre de 1800.
Aunado a esto se suma la frialdad con la que empezó a tratarlo el gobernador inglés Thomas Picton (1758-1815) y con los obstáculos que comenzó a poner en su camino. En septiembre de 1800, un amigo y compañero de causa, de nombre Juan Monaira, muere en circunstancias extrañas, llegando a circular el rumor de que había sido envenenado por un espía español; el cual también se cree que mató a Gual el 25 de octubre de 1800.
Picton llamó la atención pública inicialmente por su crueldad durante su gobierno (1797-1803) de Trinidad, como resultado de lo cual fue llevado a juicio en Inglaterra por aprobar la tortura ilegal de una niña de 14 años, Luisa Calderón.
Los orígenes de la masonería en Sur América se remontan a la época de la independencia, cuando la mayoría de los líderes patriotas sudamericanos en Europa, liderados por el venezolano Francisco de Miranda, en 1798 organizaron un sistema de sociedades secretas con características masónicas, llamadas logias lautarinas, con el fin de independizar a América de la Corona Española. Tras concretarse su objetivo, las logias se disolvieron en la década de 1820.
Aparecida en Europa entre finales del siglo XVII y principios del XVIII, la masonería moderna o «especulativa» se ha descrito a menudo como «un sistema peculiar de moral, bajo el velo de alegorías y enseñado por símbolos». Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, reflexión y diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.
Dentro de los principales miembros de la Logia Lautaro se encuentran algunos de los principales Libertadores del Cono Sur americano, como los argentinos José de San Martín y Manuel Belgrano, así como los chilenos Bernardo O'Higgins y Ramón Freire, aunque algunos historiadores son escépticos de la masonería de los precursores y libertadores.
Gaspar Martin Bilseras (1850-1910) de Segovia, padre de mi bisabuelo constructor de catedrales y obeliscos, arquitecto Julian Martin Pascual (1881- 1942) de Madrid que emigró de España a Valparaíso, con su esposa Julia Martín-Sanz (1885- 1942) y mi abuela paterna Consuelo Martin y Martin (1905-1990) y sus dos hermanos, Julian y Encarna, pudo haber sido o haber asistido a reuniones de los masones en Madrid, pero esta hipótesis será objeto de otro episodio de Feliz y Saludable. Si te agradó comparte en tus redes.
¡Soy un soñador, planificador y hacedor! Mi formación es una experiencia
combinada en gestión de proyectos, gestión de equipos y formación y
desarrollo. Quince años compartiendo ideas e impresiones sobre lo que
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