De Maŷrit a Madrid: Madrid y los árabes, del siglo IX al siglo XXI. El antiguo Madrid ciudad de Julia Martín Sanz (1885-1942) y Julián Martín Pascual (1881-1942). © COPYRIGHT Rafael Alberto Vilagut -
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El nacimiento de Madrid se inscribe en el movimiento general de urbanización que afecta a todo al-Andalus en el siglo IX y, más ampliamente, a todo el Occidente musulmán. Mohámed I de Córdoba (Córdoba, 823 – Córdoba, 886) o Muḥammad I fue emir independiente de al-Ándalus entre los años 852-886, hijo y sucesor de Abderramán II, miembro de la dinastía Omeya de Córdoba. Fundador de la ciudad de Madrid. El punto de partida de Madrid reside en la decisión del emir Muḥammad I de fundar un lugar fortificado, ḥiṣn, en los confines de la Marca Media, sin duda antes del 865.
Madrid está ubicado en el centro de la Península Ibérica, al sur de la barrera montañosa del Sistema Central, en la planicie árida de los terrenos antiguos y accidentados de la Meseta. Madrid ve, pues, su horizonte cerrado, al oeste y al norte, por la sierra de Guadarrama; la ciudad está instalada en la llanura terciaria, formada por materiales sedimentarios y detríticos, sobre una de las numerosas colinas que constelan el paisaje de los últimos contrafuertes de la sierra. Sobre esta colina, cuya altitud media es de 640 m, se asienta hoy el centro histórico de la capital española, en la encrucijada de las calles Bailén y Mayor; la prominencia estaba protegida naturalmente en tres de sus lados por cursos de agua: dos de ellos bordeaban bastante estrechamente la colina, al norte, donde la calle del Arenal sigue el antiguo cauce del río, y al sur, donde la calle Segovia ocupa el lecho del desaparecido arroyo de San Pedro. De los tres ríos que rodean el asentamiento de Maŷrīṭ, fue con un arroyo, el de San Pedro, con el que la pequeña ciudad mantuvo las relaciones más estrechas: Jaime Oliver Asín sitúa allí el origen mismo de la ciudad, el primer poblamiento de Madrid, el de una comunidad de cazadores y pastores que se habría instalado en las orillas del arroyo de San Pedro.
La primera constancia histórica de la existencia de un asentamiento estable en Madrid data de la época musulmana. En la segunda mitad del siglo IX, el emir de Córdoba Muhámmad I (852-886) construye una fortaleza en un promontorio junto al río, que es una de las muchas fortificaciones que ordena construir en el territorio fronterizo de la Marca Media con el triple propósito de vigilar los pasos de la sierra de Guadarrama y proteger Toledo de las razzias de los reinos cristianos del norte, de ser punto de partida a su vez para incursiones musulmanas en dichos reinos y de asentar la autoridad de Córdoba en esta región. La primera noticia escrita sobre Madrid la encontramos en el cronista cordobés Ibn Hayyan (987-1075).
Con la caída del reino taifa de Toledo a manos de Alfonso VI de León, la ciudad fue tomada por las fuerzas cristianas en 1085 sin resistencia, probablemente mediante capitulaciones. La ciudad y su alfoz quedaron integrados en el reino de León como territorios de realengo. Los cristianos sustituyen a los musulmanes en la ocupación de la parte central de la ciudad, quedando los barrios periféricos o arrabales, que en el periodo anterior fueron habitados por la aljama de la Villa. También existió una judería, que primeramente estuvo situada en torno al actual Teatro Real, y más tarde donde la actual catedral de la Almudena, aunque la tradición romántica tardía la situó en el entorno del que sería más tarde barrio de Lavapiés, lo cual es imposible porque en la Edad Media era una zona inhóspita y deshabitada, y además nunca ha habido juderías extramuros de las ciudades.
Durante el siguiente siglo, Madrid sigue recibiendo embates de los nuevos poderes musulmanes de la península, los almorávides, que incendian la ciudad en 1109 y los almohades, que la someten a sitio en 1197. La victoria cristiana de Las Navas de Tolosa aleja definitivamente la influencia musulmana del centro de la península.
De Maŷrit a Madrid: Madrid y los árabes, del siglo IX al siglo XXI, publicado originalmente en 2011, en el libro De Maŷrit a Madrid: Madrid y los árabes, del siglo IX al siglo XXI, ed. de Daniel Gil-Benumeya, Madrid: Casa Árabe/Lunwerg, 2011.
Madrid, fundada como una fortaleza hacia el año 865, habría albergado en el origen un representante de Córdoba, amparado por una guarnición, instalado allí para mantener el orden de la capital en la región, claramente con el propósito de impedir las rebeliones y recaudar los impuestos; la fundación del ḥiṣn por Muḥammad I se correspondería con la primera implantación de los Omeyas en la región. Tras la fitna y la proclamación del califato, se designa la localidad con la voz madīna, como si se hubiera convertido en pequeña ciudad, centro estructurador de un territorio y ya no sólo lugar de residencia de una guarnición.
La arqueología no ha podido confirmar ninguna de las hipótesis que querían otorgar a Madrid un pasado más atractivo que un nacimiento medieval e islámico. De tal forma que, en el estado actual de nuestros conocimientos, no ha sido descubierta ninguna estructura que permita suponer la existencia, antes de la época islámica, de un hábitat permanente sobre la colina del centro histórico de Madrid. Para decirlo de otra manera, el primer hábitat permanente y estable en la colina madrileña nace con los Omeyas de Córdoba.
Maŷrīṭ estuvo ubicada en una zona de confines, muy alejada de la capital en época omeya, más cercana del centro del Estado cuando perteneció a la taifa de Toledo. Durante toda su historia, tiene como vecino del norte a un reino cristiano, el castellano-leonés, cuyo poderío no deja de reforzarse y cuyo centro de gravedad no para de desplazarse hacia el sur.
Muchas veces se ha subrayado la importancia del poblamiento bereber de esta marca, desde la región de Albarracín y de Santaver hasta la zona situada, al oeste de Toledo, entre el Tajo y el Guadiana. La región donde va a nacer y desarrollarse Madrid estaba dominada por los Banū Sālim, linaje bereber de la tribu de los Maṣmūda, muy presente en la Marca Media, donde dejó su nombre a la ciudad de Medinaceli, Madīnat Sālim.
Banu Salim o Banu Saleem o Bani Salim fue una tribu durante la época del profeta islámico Mahoma. Participaron en la Invasión de Al Kudr. Al regreso de Jálid ibn al-Walid de la Expedición de Nakhla para destruir al-Uzza, Jalid bin Al-Waleed al frente de 350 jinetes de Ayudantes, Emigrantes y Banu Saleem fue enviado de nuevo en el mismo año con la Expedición de Jalid ibn al-Walid (Banu Jadhimah) a la morada de los beduinos Bani Khuzaimah, que eran sabeos.
La noticia más completa sobre el nacimiento de Maŷrīṭ, contiene todos los datos disponibles sobre la fundación, a saber: su autor, el emir omeya Muḥammad I, la naturaleza de ésta, la construcción (banā) de una fortificación (ḥiṣn), y la motivación de la fundación, el bienestar de los habitantes de la frontera de Toledo.
Madrid toma definitivamente la forma toponímica Maŷrīṭ y aparecen algunos elementos que permiten asegurar la protección del poblamiento, verosímilmente una muralla y una administración en cierne, por lo menos encarnada por un gobernador y una guarnición. Madrid aparece en las fuentes escritas árabes bajo la forma de un pequeño núcleo urbano dotado de una mezquita aljama, erigido en foco cultural animado por los ulemas, provisto de un cadí, sin que sea posible precisar cuándo Madrid se convirtió así en la madīna ṣagīra que al-Idrīsī evoca a mediados del siglo XII.
Según Joan Coromines, Maŷrīṭ procede de la voz latina matrice, que sufre una alteración del orden de sus letras, lo que permite establecer una relación entre la palabra latina y la árabe maŷrà; Federico Corriente, seguido por Manuela Marín, opina en favor de una etimología latina y de la hipótesis de Joan Coromines. Jaime Oliver Asín hace de Maŷrīṭ un término plenamente árabe, sin ningún antecedente latino: Maŷrīṭ es, pues, «una voz híbrida, compuesta del término árabe maŷrà y del sufijo mozárabe -īṭ (indicando abundancia), que era como se pronunciaba en la España musulmana el latín –etum»; por su parte, maŷrà designa un canal artificial de captación de aguas, en particular el canal subterráneo cuya presencia está ampliamente atestiguada en el subsuelo madrileño. La hipótesis árabe también es la de María Jesús Rubiera Mata: Madrid viene del árabe maŷrà, al que se suma el sufijo -īṭ, y la forma actual resultaría de una traducción culta del árabe al latín matric.
Entre los rasgos considerados como característicos de las ciudades de al-Andalus, está la presencia de un alcázar o alcazaba: en el caso de Maŷrīṭ, la opinión más difundida consiste en buscarlo debajo del actual Palacio Real, por lo cual la ciudad se extendería sobre unas 9 hectáreas y estaría compuesta de dos fortificaciones, instaladas en dos cerros vecinos, uno coronado por el reducto fortificado militar —bajo el Palacio Real— y otro por la ciudad civil —el cuadrilátero de 4 hectáreas—.
El Madrid andalusí no se limita al espacio cercado por las murallas, sino que existen núcleos de hábitat más allá del recinto urbano, al sur y al este de la ciudad, ubicados, los más alejados, a 450 metros de la muralla. Su existencia está atestiguada por silos y pozos: el primer núcleo, al sur de la ciudad, en la colina de las Vistillas, corresponde a las excavaciones realizadas entre la plaza de los Carros y la parte occidental de la calle de Segovia, es decir en la parte occidental de la colina. El segundo espacio poblado extramuros se encuentra al sureste de la ciudad y corresponde a las excavaciones realizadas entre las calles Cava Baja, Cava Alta y la parte oriental de la calle de Segovia, hasta el nivel de la plaza de Puerta Cerrada y evidenciaron una densidad menor del hábitat. El tercer núcleo de hábitat extramuros, situado más allá de la puerta de Santa María, corresponde a los restos descubiertos entre las calles Sacramento y Mayor y la cuarta zona, al noreste de la ciudad, corresponde a los espacios excavados en la calle Santiago, plaza de Ramales y estación de Ópera.
Nuestra Familia, el 27 de mayo de 1935 nació papá en Usera que es un suburbio diverso junto al río, uno de los barrios y distritos al sur de la capital que más ha cambiado en las últimas décadas, conocido de manera no oficial como el barrio chino de Madrid. En el área, viven muchas personas de Latinoamérica, y su gastronomía se puede apreciar en cantinas bolivianas y dominicanas informales. El parque Pradolongo es extenso y tiene jardines tranquilos, espacios para conciertos al aire libre y un mirador en la cima.
La abuela Consuelo Martín y Martín también nació en Madrid el 30 de octubre de 1905. Sus padres, Julián Martín Pascual. Nacido en 1881 en Madrid. Julián murió el 26 de enero de 1942 en Caracas, Venezuela; tenía 61 años. En 1902, cuando Julián tenía 21 años, se casó con Julia Martín Sanz, quedaba embarazada todos los años y datos de nuestra abuela Consuelo dicen que llegó a tener 18 embarazos. Nacida el 14 de marzo de 1885 en Madrid. Julia murió el 6 de junio de 1942 en Caracas, Venezuela; ella tenía 57 Tuvieron los siguientes hijos: i. Antonio (n. 1903) ii. Santiago (n. 1903) iii. Encarna (1904 - 1971) iv. Consuelo (1905 - 1990) v. Julián (1907 - 1972) vi. Luis (1909 - 1971) vii. Fernando (1910 - 1950) viii. Elia (n. 1911) ix. Carmela (1912 - 1973) x. Gloria Esther (1913 - 1993) xi. Emilio (1914 - ????) xii. Julia (1915 - 1991) xiii. Carlos (n. 1917) xiv. Enrique (1921 - 1921) xv. (1922 - ????). Emigran en 1907 a América del Sur, y como maestro de obras interviene como contratista en varias obras en Valparaiso, Viña del Mar y Santiago de Chile. Van a Perú en 1920, y a Bolivia en 1925. A Martinica en 1929 y a Cumaná y Caracas 1931. Julia Martín Sanz y Julián Martín Pascual están enterrados en el Panteón de los Martín Cementerio General del Sur Caracas.
Ramón de Mesonero Romanos (Madrid, 19 de julio de 1803-Madrid, 30 de abril de 1882) fue un escritor y periodista español, cuyos estudios históricos y artículos de costumbres dedicados a la ciudad de Madrid le hicieron acreedor de los títulos de cronista y bibliotecario perpetuo de la villa en tiempos de Agustina de la Natividad de la Fuente Frutos (Cogeces del Monte, Valladolid, Castilla y León, 1804-1860), bisabuela de mi bisabuelo.
España vivía un torbellino en 1876 todos querían el poder; Alfonsinos, Cristinos y Carlistas, las provincias de ultramar se perdían, no había trabajo y sí hambre. Los primos Gaspar y Alfonzo tomaron sus pocos bártulos, pasaron por el “Palacio Real de la Granja de San Idelfonso” para despedirse de los jefes de la construcción, escultura y jardinería y se fueron a probar fortuna y aventura en los “Madriles”, es el Cuento (2019) El migrante 18 de Noviembre con notas, del D. Jaime Piquero Martín (n. 1947) y del profesor Carlos Alberto De La Coromoto Martín La Riva (n. 1942) primos de papá Emilio Vilagut Martin (1935-2016).
La bisabuela número 24 de Julián Martín Pascual es Urraca I reina de Castilla y León. Datos y Nombres: Julián Martín Pascual madre Eugenia Pascual-Sanfrutos madre Agustina de Sanfrutos madre Agustina de la Natividad de la Fuente Frutos padre Florencio de la Fuente Arranz madre Juliana Arranz Pastor padre Manuel Arranz de Cobos madre Juana de Cobos Arranz padre Manuel Cobos izquierdo padre Francisco Cobos Vallejo padre Francisco de los Cobos madre Ana Félix de Guzmán padre Pedro de Guzmán y Zúñiga padre Juan Alonso D.I. Pérez de Guzmán padre Enrique D.I. Pérez de Guzmán y Meneses padre Juan Alonso DNI Pérez de Guzmán padre Enrique I.C. de Guzmán madre Beatriz de Castilla padre Enrique II de Trastámara de Castilla padre Alfonso XI el Justiciero de Castilla padre Fernando IV de Castilla madre María Alfonso R.Y. de Meneses y Molina padre Alfonso de Molina padre Alfonso IX Rey de Castilla y León padre Fernando II Rey de León padre Alfonso VII E.E. rey de Castilla y León madre Urraca I reina de Castilla y León.
Hasta ahora no he podido documentar ascendentes árabes por vía paterna en nuestro árbol genealógico, aunque nuestro bisabuelo Julián Martín Pascual desciende de la Reina Urraca I (1081-1126) por dos nietos, Fernando II Rey de León (1137-1188) y también por Sancha de Castilla (1154-1208) ambos hijos del Rey Alfonso VII de Castilla y de León (1126-1157). Así de divertida es la genealogía de larga duración que es en la que me he especializado desde el año 2021 que publiqué varios libros.
La bisabuela número 25 de Julián Martín Pascual es Urraca I reina de Castilla y León. Nombres: Julián Martín Pascual madre Eugenia Pascual-Sanfrutos madre Agustina de Sanfrutos madre Agustina de la Natividad de la Fuente Frutos padre Florencio de la Fuente Arranz madre Juliana Arranz Pastor padre Manuel Arranz de Cobos madre Juana de Cobos Arranz padre Manuel Cobos izquierdo padre Francisco Cobos Vallejo padre Francisco de los Cobos madre Ana Félix de Guzmán padre Pedro de Guzmán y Zúñiga padre Juan Alonso Pérez de Guzmán padre Enrique D.I. Pérez de Guzmán y Meneses padre Juan Alonso Pérez de Guzmán padre Enrique I de Guzmán madre Beatriz de Castilla padre Enrique II de Trastámara de Castilla padre Alfonso XI el Justiciero de Castilla madre Constanza de Portugal madre Elisabet d`Aragó padre Pere III (el Gran) d`Aragó padre Jaume I d`Aragó padre Pedro II de Aragón el Católico Pere II d`Aragó madre Sancha de Castilla Sança de Castella padre Alfonso VII rey de Castilla y León madre Urraca I reina de Castilla y León.
✅ HISTORIA de MADRID✅ *(en 5 Minutos)*, https://youtu.be/fFLznALheik. De Maŷrit a Madrid: Madrid y los árabes, del siglo IX al siglo XXI, https://madridislamico.org/la-fundacion-de-madrid/. ¡Soy un soñador, planificador y hacedor! Mi formación es una experiencia combinada en gestión de proyectos, gestión de equipos y formación y desarrollo. Quince años compartiendo ideas e impresiones sobre lo que nos hace felices y saludables, 10-4-2023.
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