China y EE. UU. buscan ampliar la tregua arancelaria y relanzar la cooperación económica
Por Rafael Vilagut Vega
En medio de un escenario global marcado por tensiones geopolíticas, incertidumbre económica y cadenas de suministro aún frágiles, China y Estados Unidos han dado señales claras de querer desescalar su prolongado conflicto comercial. Esta semana, en Estocolmo, tuvo lugar una nueva ronda de negociaciones económicas bilaterales —la tercera en apenas tres meses— con resultados que podrían marcar un giro hacia la estabilidad y el pragmatismo.
Los representantes principales fueron el vicepresidente chino He Lifeng, el representante de comercio internacional Li Chenggang y, del lado estadounidense, el secretario del Tesoro Scott Bessent y el representante comercial Jamieson Greer. Ambos equipos revisaron consensos previos alcanzados en Ginebra y Londres, destacando progresos concretos en la implementación de medidas para reducir tensiones comerciales, especialmente en torno a los aranceles recíprocos que afectan el 24 % de productos.
Una tregua arancelaria que se extendería 90 días más
Uno de los puntos más importantes fue la posible extensión de la tregua arancelaria acordada previamente, que vence el 12 de agosto. Las declaraciones oficiales apuntan a que ambas partes están dispuestas a prorrogar por otros 90 días la suspensión de tarifas, lo cual daría tiempo adicional para avanzar hacia un acuerdo más estructural.
“Las conversaciones fueron francas, profundas y constructivas”, señaló el vicepresidente He Lifeng. También subrayó que una relación comercial estable, sana y sostenible no solo beneficia a ambos países, sino que también contribuye a la recuperación económica global.
Por su parte, los representantes estadounidenses calificaron el encuentro como “muy productivo” y mostraron optimismo sobre la posibilidad de extender la tregua arancelaria. Esto representa un cambio de tono respecto a meses anteriores, marcados por el escepticismo mutuo y la presión interna en ambos países.
Voluntad política y señales de cooperación
Los analistas chinos ven con buenos ojos esta nueva etapa, destacando que el solo hecho de que las dos mayores economías del mundo se reúnan de forma regular ya representa una señal de estabilidad en un entorno geopolítico muy volátil. Según Zhou Mi, investigador de la Academia China de Comercio Internacional, esta ronda de diálogo consolida el mecanismo de consultas y permite a los equipos técnicos trabajar con más claridad y previsibilidad.
Desde China se insiste en que no hay ganadores en una guerra comercial, y que Washington debe abandonar la lógica de suma cero, eliminando medidas restrictivas que se consideran injustificadas. También piden reforzar la cooperación bilateral como una vía para restablecer el orden en el comercio global.
Contexto y repercusiones globales
El telón de fondo de estas negociaciones incluye los efectos acumulados de los aranceles impuestos desde 2018, la desaceleración del comercio mundial, y los crecientes desafíos en seguridad tecnológica, acceso a mercados y normas de inversión extranjera. Además, las elecciones presidenciales en Estados Unidos en 2024 y la presión de sectores empresariales por normalizar las relaciones con China han influido en este nuevo clima de diálogo.
Un acuerdo más sólido entre ambos países no solo tendría efectos positivos para sus economías, sino que también sería un alivio para países intermedios —como los de América Latina— que han sufrido indirectamente por la fragmentación comercial y el aumento de costos logísticos.
Conclusión
Aunque todavía hay temas espinosos por resolver, las conversaciones en Estocolmo reflejan una voluntad renovada de cooperar en lugar de confrontar. La extensión de la tregua arancelaria sería un paso concreto hacia una relación económica más predecible, en un momento donde la estabilidad comercial es una necesidad urgente para la economía mundial.
En tiempos inciertos, el diálogo sigue siendo la herramienta más poderosa. Habrá que observar si esta tregua se transforma en un acuerdo de largo plazo que beneficie no solo a China y EE. UU., sino al resto del mundo.
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