Experiencia Épica: Bioluminiscencia en Isla Cedros, Isla Chiquita y Snorkeling en Isla Tortuga, Puntarenas, Costa Rica.
Ayer, Yenner y yo nos aventuramos en un día inolvidable de exploración en el Golfo de Nicoya, Costa Rica, junto a Mardy Tours. Fue una experiencia épica de más de 15 horas desde desayuno temprano en Soda Pura Vida a las 6:15am hasta la cena en Isla Coco's Bar & Grill pasadas las 9:00 pm que incluyó snorkeling en Isla Tortuga y el espectáculo de bioluminiscencia en Isla Cedros e Isla Chiquita. Este recorrido, cerca de la ruta del ferry a Paquera, nos regaló a los que nos apuntamos en este paseo momentos mágicos que siempre recordaremos.
Isla Tortuga: Un Paraíso Tropical.
Frente a la costa de la Península de Nicoya, a solo 55-65 minutos en barco desde el puerto de Puntarenas, se encuentra Isla Tortuga, hogar de una impresionante variedad de fauna y flora costarricense. Aquí, entre coloridos pájaros, lagartos, delfines, pulpos, mantarrayas, peces ángel, ballenas y mucho más, comenzamos nuestra aventura.
Esta fue mi quinta visita a Isla Tortuga. Mi primer viaje a la isla fue en la década de 1980 con mi tío Carlos, cuando los primeros tours comenzaron a llevar turistas a este hermoso bosque tropical seco. La segunda vez no fue tan exitosa; iba con mi prima Virginia López Rodríguez, pero lamentablemente perdimos el tour. En los años 1990, regresé en un cómodo barco grande, acompañado por mi madre Nydia y mi tío Carlos. La cuarta vez fue en 2009 con mi querida amiga venezolana, Nancy San Juan Ledezma, quien ahora vive en Barcelona, España; ya para entonces, Isla Tortuga era un destino bastante popular entre los turistas internacionales. En esa época, no existía la ruta 27 de 77 km entre la capital de Costa Rica y Caldera, el principal puerto en el Pacífico costarricense.
Sin embargo, esta quinta vez fue la más épica, en compañía de mi pareja y prometido Yenner, el 6 de septiembre de este año. Guiados por Cindy Magaly y dos capitanes expertos y su tripulación, comenzamos con una experiencia de snorkeling en un farallón cercano, repleto de vida marina. Peces multicolores, estrellas de mar, erizos y juguetones delfines nos regalaron un espectáculo inolvidable. También avistamos monos araña que habían colonizado una pequeña isla cercana.
Un Día Completo de Aventura y Relajación.
Después de disfrutar de la vida submarina, nos deleitamos con un almuerzo de pescado fresco acompañado de arroz blanco, ensalada mixta y zucchini. Estábamos rodeados de un grupo numeroso de hermanos centroamericanos guatemaltecos de diferentes localidades que también recorrían Costa Rica. A las tres de la tarde, saboreamos un cafecito con queque, seguido de unas deliciosas piñas coladas servidas en la misma fruta, mientras disfrutábamos de las playas paradisíacas de Isla Tortuga y de un bello atardecer. Pasaditas las cinco de la tarde la cena consistente en el típico arroz con pollo, ensaladilla rusa y tortillas.
Bioluminiscencia en Isla Cedros e Isla Chiquita: Un Espectáculo Natural.
Después de un día de exploración, nos dirigimos a Isla Cedros e Isla Chiquita para presenciar la bioluminiscencia. Estas pequeñas islas del Golfo de Nicoya están rodeadas de una de las regiones privilegiadas del planeta con aguas bioluminiscentes. En noches sin luna, el agua se ilumina con un espectáculo de luces centelleantes.
Mientras las dos embarcaciones surcaban las aguas, una reacción brillante nos dejó maravillados. Las pequeñas chispas en el agua se transformaban en un suave resplandor, y pronto, la luz danzaba al ritmo de nuestros movimientos. Estas aguas están densamente pobladas por plancton bioluminiscente, organismos microscópicos que, al moverse, producen destellos de un verde azulado. Al pasar la mano por el agua, un rastro de diminutas estrellas emergía a la superficie. ¡Un fenómeno verdaderamente fascinante!
Fue un día lleno de momentos mágicos, desde la belleza submarina de Isla Tortuga hasta el deslumbrante espectáculo de bioluminiscencia en Isla Cedros e Isla Chiquita. Definitivamente, un recuerdo que llevaremos con nosotros para siempre, con un gran toque de emoción, pues el regreso a Puntarenas fue acompañado por una tormenta con abundante lluvia, truenos y relámpagos. Pero no terminó allí.
Hospedaje en Puntarenas.
Nuestra estadía en el puerto la disfrutamos en el Hotel La Punta, muy cerca del embarcadero y del Faro de Puntarenas, con una acogedora piscina que me recordó a la que por muchos años disfrutamos en familia en Residencias Capri en Playa Grande, en el litoral venezolano, separado de Caracas por tres túneles y unos 18 kilómetros de autopista.
Cena y Despedida en Isla Coco's Bar & Grill.
Nos despedimos con una cena en Isla Coco's Bar & Grill, otro operador de tours y restaurante con espectáculos en vivo. Fuimos atendidos por los dueños y sus hijos, la familia Zamora Mairena, una experiencia que definitivamente cerró con broche de oro, rica comida fresca, traguitos espectacularmente preparados y buena música con pantalla gigante (anoche no hubo en vivo por falta de quorum).
Reflexiones sobre el Potencial de Puntarenas.
Puntarenas, y no hablo solo de El Roble, tiene un potencial increíble para convertirse en una verdadera joya del Pacífico. Tiene la infraestructura, las playas, estero con abundante fauna, los hoteles, cabinas, tiendas y restaurantes, su paseo lleno de historia al lado del mar y muchos kilómetros para explorar desde Caldera hasta la punta en el Faro. Ojalá los planificadores puedan avanzar para que el Puerto sea una opción junto con los volcanes, museos, playas y parques nacionales de Costa Rica. Se debería habilitar el aeropuerto que está abandonado, el tren que conocí de niño desde San José del cual solo quedan los rieles, acondicionar una terminal de cruceros acorde con los tiempos y los grandes barcos, y dar una buena mano de pintura a todas las fachadas y edificios históricos y en primer lugar renovar la flota de destartalados buses sin aire acondicionado de la terminal de Empresarios Unidos que da pena ajena. Los encadenamientos en la economía serían imprescindibles para que la pobreza sea desterrada de Costa Rica y en especial de Puntarenas y sus alrededores, uno de los destinos más felices del mundo.
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