Nuestros amados tatarabuelos de Nicoya Guanacaste: Francisco de Paula Orozco Rosales 1841-1903 y María Genoveva Ramos Matarrita 1852-1920. Por Rafael Vilagut, historiador y genealogista. Fuente: https://vilagut.tribalpages.com
Contexto Histórico.
Guanacaste es una región conformada cultural e históricamente por el surgimiento de asentamientos humanos durante el periodo comprendido entre los siglos XVI y XX. Dichas poblaciones han desarrollado procesos identitarios en los que confluyen la tradición indígena precolombina, la influencia de la población esclava afrodescendiente, la migración de familias ganaderas provenientes de Rivas, Nicaragua y los movimientos de población procedentes del occidente del Valle Central. En el transcurso de la construcción del tejido social guanacasteco, ha jugado un papel de primer orden la actividad ganadera, que ha sido la piedra angular de los diversos procesos de construcción de los símbolos, representaciones y significados que sus habitantes utilizan como punto de referencia para definirse y establecer su relación con el resto de Costa Rica.
El siglo XVIII es el espacio temporal en el cual emergen los núcleos de población de: El Guanacaste/Liberia, Nicoya donde nacieron los hijos de los tatarabuelos Francisco de Paula Orozco Rosales y María Genoveva Ramos Matarrita, Santa Cruz donde nacieron los hijos de los tatarabuelos nicaragüenses y Higinio Vega Zúñiga y María Cristina Noguera Bonilla; Bagaces y Cañas.
Lo que conocemos Guanacaste, era un conjunto de territorios pertenecientes a la corona española. Así, unos recibían el influjo político y económico de Nicaragua –por ejemplo, la zona comprendida hacia el norte del río El Salto hasta el río San Juan–, otros eran considerados parte del Partido de Nicoya –desde el río La Flor hasta Cabo Blanco y hacia el este al río El Salto– y, finalmente desde Bagaces hacia el sureste, la gobernación de Costa Rica ejercía el control socioeconómico y político.
Sus habitantes se dedicaban mayoritariamente a la ganadería. El sebo, el cuero y la grasa de las reses eran productos de alta valía por aquella época. Ellos eran objeto del tráfico comercial entre esta zona y los puertos de Panamá y el norte de Centroamérica. El Camino de las Mulas (1606) fungía como la arteria principal en el intercambio comercial y presentaba la virtud de atravesar espacios llenos de hatos ganaderos y algunos puntos de ingreso a las haciendas ganaderas.
En un artículo publicado en la revista temas nicaragüenses en 2015 (La profílera familia Vega de Rivas y Guanacaste), exploré la familia Vega proveniente de la provincia de Rivas en Nicaragua, en el episodio de hoy les cuento a familiares y lectores sobre el avance de mi investigación de la familia de mi bisabuela Josefa Rosalina Orozco Ramos que fue la primera esposa de Jesús Trinidad Vega Noguera, inspector de escuelas.
Francisco de Paula Orozco Rosales y María Genoveva Ramos Matarrita, tatarabuelos.
Primera Generación.
- Francisco de Paula Orozco Rosales nació en 1841 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció el 14 de noviembre de 1903. Se casó con María Genoveva Ramos Matarrita el 14 de septiembre de 1891 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica. Ella nació el 2 de diciembre de 1852 en Liberia, Guanacaste, Costa Rica y falleció aproximadamente en 1920 en Liberia, Guanacaste, Costa Rica, hija de Manuel Ramos y María Clemencia Matarrita Moreno.
Hijos de Francisco de Paula Orozco Rosales y María Genoveva Ramos Matarrita:
i. María Lorenza Orozco Ramos nació en 1867 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció en 1954.
ii. Josefa Leonidas Orozco Ramos nació el 30 de enero de 1870 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció en 1942.
iii. Plácido de las Mercedes Orozco Ramos nació en 1872 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció el 9 de abril de 1942.
iv. Josefa Rosalina Orozco Ramos nació el 21 de julio
de 1874 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció aproximadamente el 1 de
octubre de 1912 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica. Es mi bisabuela.
v. Segunda Orozco Ramos nació el 16 de mayo de 1876 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció en 1966.
vi. José Dolores Orozco Ramos nació en 1878 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció en 1907.
vii. José Cándido Macario Orozco Ramos nació en 1881 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció el 8 de diciembre de 1906 en Santa Cruz, Guanacaste, Costa Rica.
viii. Raquel Sabina Ruth del Pilar Orozco Ramos nació el 3 de enero de 1886 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica.
ix. Francisca Benilda Orozco Ramos nació en 1888 en Nicoya, Guanacaste y falleció en 1930.
x. Justa Cleotilde María Orozco Ramos nació el 7 de
septiembre de 1889 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica. Fallecio 15 de agosto de 1973, le sobrevive una hija, prima de mi abuelo, de nombre María Raquel Esperanza Orozco Ramos actualmente de 97 años hará 98 el 14 de setiembre.
xi. José Constantino de las Mercedes Orozco Ramos nació el 23 de septiembre de 1891 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica y falleció el 30 de septiembre de 1979.
xii. María Carmelina Orozco Ramos nació el 10 de octubre de 1893 en Nicoya, Guanacaste, Costa Rica.
Nicoya posee una historia ancestral.
Sus tierras durante la época precolombina fueron ocupadas por los indígenas chorotegas. Dichos pueblos originarios ocupaban un vasto territorio que cubría la zona marítima y terrestre de la península homónima. Durante el periodo colonial, el perímetro de este espacio geográfico se circunscribió al de la parroquia de San Blas. Al respecto:
En la información levantada en 1770 ante el Corregidor de Nicoya Manuel de Moya, a instancias del cura del propio lugar, Pbro. Maximiliano de Alvarado, se comprueba que el límite entre el curato de Nicoya y Nicaragua (Rivas) era el lugar llamado La Flor situado a orillas del río del mismo nombre [y agrega] La parroquia de Nicoya colindaba con la de Granada antes de la erección de la de Rivas. Al crearse ésta en 1737, la jurisdicción de aquella llegó hasta el punto denominado La Flor y de aquí al río El Salto, deslindándola por otros rumbos por los demás confines de la provincia.
Los aportes de Mons. Morel de Santa Cruz registrados a mediados del siglo XVIII nos revelan las peculiaridades de esta parcialidad. El prelado señala:
Las casas se reducen a 120 pajizas y sin orden las 100 pertenecientes a indios y las 20 a ladinos estos tendrían muchas más si no fueran tan odiados ... cuando los ladinos cuyo total se reduce a 590 acuden al pueblo a cumplir con las obligaciones de cristianos, experimentan muchos trabajos porque los indios no quieren darles posada. Por este motivo se ven precisados a mantenerse en las haciendas de campo que llegan al número de 103 repartidas por todo el territorio de la provincia y escondidas en los montes.
De las palabras de Mons. Morel se desprende que la diferenciación socio-racial es un rasgo característico de la sociedad colonial en Nicoya, tanto en el siglo XVIII como en los que le preceden. En otras palabras –al igual que en otras latitudes de América colonial–, el color de la piel determinaba la posición de los individuos en la sociedad. Esta situación ya la había advertido Claudia Quirós, al señalar que:
Entre 1550-1680 arranca la estructuración del Corregimiento de Nicoya con base en siete pueblos de indios tributarios de la corona: Nicoya (centro político, sede de las autoridades españolas, incluyendo las eclesiásticas) y sus dos parcialidades anexas: las de arriba y la de Abajo, Nicopassaya, Santo Domingo de Cabo Blanco, San Pedro de Cangel, Santa Catalina de Nandayure, Santiago de Chira y San Juan de Indiriá. En el transcurso de esos 134 años la encomienda fue el mecanismo principal de explotación, a partir del trabajo comunal para cosechar, recolectar y elaborar productos autóctonos.
Nicoya Vieja y Nicoya Nueva.
Atendiendo a las palabras de Claudia Quirós, la población de Nicoya desde el siglo XVI se encontraba constituida por dos espacios: Nicoya Vieja –distrito Mansión– y Nicoya Nueva que fungía como el centro administrativo de la alcaldía mayor.
Durante la década de los años 70 del siglo XVIII, la ubicación de la ciudad de Nicoya sufre importantes transformaciones. En junio de 1772, el corregidor Antonio de la Peña y Medrano detectó los efectos adversos que la movilización de indígenas hacia el poniente de la ciudad supuso. La parcialidad “de arriba” o Nicoya Vieja –ubicada hacia el poniente de la actual ciudad de Nicoya– dejaba en desventaja a sus habitantes respecto al manejo de las haterías y sementeras. También era un obstáculo permanente para la asistencia espiritual y por demás, motivo del disgusto de las autoridades eclesiásticas por la dificultad que suponía para el cobro de los diezmos y demás colaboraciones celestiales. El resultado de esta situación fue:
Dejar desamparadas sus casas y viviendas y las arboledas y plantas que tenían en los mencionados solares habiendo asentados otros fuera de su patria y pueblo yéndose a vivir a las haterías de esta tan dilatada jurisdicción (por haber fallado al servicio de Dios y del Rey) … por haberse privado de la asistencia al santo sacrificio de la misa, frecuencia de los sacramentos, culto, pasto espiritual e instrucción de la doctrina cristiana y de una vida sociable y racional y al Rey por el desmedro de este dicho pueblo que tendrá quebranto de sus tributos y otros de sus reales derechos procurando como con de mi precisa obligación el obviar y reparar y enmendar lo perjudicial y dañoso.
Para finalizar con el problema, el corregidor Antonio de la Peña estimó conveniente congregar a todos los grupos humanos en la llamada Nicoya Nueva –actual localidad de la ciudad–. Los indígenas “serán traídos y castigados a proporción de su desobediencia y rebeldía”. Los españoles y ladinos que se les encontrare en esa situación “les comino y condeno a una multa de treinta pesos que les sacarán irremisiblemente aplicados por tercias partes al real fisco de justicia”, y al resto de ladinos sin tierra, ni títulos y bienes raíces y semovientes:
mantenerse y vestirse de cualquier estado y calidad y condición que sean, que vengan y se reduzcan a vivir, sociable y cristiana como está dispuesto y mandado por reales leyes y novísimas leyes de Su Majestad, de lo contrario se podrán quemar y aniquilar las casas y ranchos en que están viviendo y cualesquiera otras poblaciones cercas o fábricas que tengan ejecutando en contra de lo que haya lugar en derecho por convenir así al servicio de ambas majestades buena administración de justicia y bien de la causa pública.
Una vez resuelto el tema de la ubicación definitiva del poblado, el proceso de territorialización de Nicoya toma auge. Para ello, se echó mano de una real cédula emitida en Guatemala el 24 de noviembre de 1775, mediante la cual se autorizaba al Corregidor de turno para que llevara adelante los procesos de privatización de tierras realengas. Lo anterior, reducía considerablemente la tramitología y el tiempo entre un denuncio y su resolución. La idea central de dicho documento consistía en:
Conceder facultad de subdelegar la comisión respecto a la práctica de las medidas y remedidas de ellas en los partidos de este Reino. Y siendo necesario que se practique en la jurisdicción del corregimiento de Nicoya y para ello nombrar personas de las calidades y circunstancias que se requieren concurriendo estas en D. Manuel de Mella corregidor de aquel partido … en consecuencia proceda a la averiguación de todas las tierras que pertenezcan a su Majestad y le tuvieren usurpadas haciendo que los que poseen cualesquiera haciendas, estancias o sitios exhiban los documentos que acrediten la legitimidad de sus pertenencias sin excluir a persona alguna aunque sean eclesiásticas, conventos cofradías ni aun los dependientes del Santo Oficio en cuanto a medir y amojonar tierras así de oficio como a pedimento de partes.
En relación con los mecanismos de acceso a la tierra, estos son similares a los presentes en otros sitios de Guanacaste, por ejemplo, los denuncios, la fundación de capellanías y la venta de terrenos. Por ejemplo, encontramos el caso de Damaso Doria, mayordomo de la Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario, quien en 1778 indicó que:
Parezco ante Vuestra Merced en debida forma dando por expresadas las demás solemnidades de derecho y digo que con el incendio que hubo en este pueblo el 17 de marzo en este año en una de las casas que se me quemó, la casa de dicha Cofradía con títulos y libros [por ello] pido y suplico me haya por presentado en tiempo y lugar y forma mandando se tome una plena información de las tierras en que está situada dicha cofradía que son seis caballerías y media y que los testigos dictaren sus linderos y estaban compuestas por su Majestad.
En conclusión, se distinguen dos elementos respecto a otros territorios costarricenses, por una parte, la formación y consolidación de una élite ganadera oriunda de la Villa de Nicaragua, pero residente en Nicoya, y por otra, una alianza permanente entre la Iglesia y el poder civil en el control del espacio y de la actividad productiva dentro de él. Nuestros tatarabuelos fueron parte de esos procesos como sus ancestros los firmantes de la familia Briceño Viales de la Anexión del Partido de Nicoya el 25 de julio hace doscientos años.
Para terminar en 1924, hace 100 años, un hermano de mi abuelito de nombre Higinio Vega Orozco hijo de doña Josefa Rosalina Orozco Ramos y de don Jesús Trinidad Vega Noguera publicó un mapa de la Villa de Nicoya en un libro conmemorativo de la incorporación del Partido de Nicoya a Costa Rica, 100 años después les contamos la historia.
Video, BICENTENARIO de la Incorporación del Partido de Nicoya a Costa Rica, https://youtu.be/UKiG7B3QavY?si=WktvfyvCcQ_MIDUx.
Otro blog de interés: viernes, 16 de septiembre de 2022 NICOYA: El testamento de la tatarabuela de muestro tatarabuelo Francisco de Paula Orozco Rosales c.c. María Genoveva Ramos Matarrita, http://felizysaludable.blogspot.com/2022/09/nicoya-el-testamento-de-la-tatarabuela.html.
Revista
Temas Nicaragüenses La Prolífera familia Vega de Rivas y Guanacaste, No 89 (2015) https://bit.ly/3zqw8DO
No hay comentarios:
Publicar un comentario