¿Está Donald Trump ‘haciendo grande’ a China con sus políticas proteccionistas?
Donald Trump prometió “hacer grande a Estados Unidos otra vez”, pero con cada arancel, ruptura de acuerdos y mensaje contradictorio al mundo, parece estar haciendo justamente lo contrario… al menos en términos geopolíticos. Mientras Estados Unidos se encierra tras muros económicos y decisiones unilaterales, China se posiciona como la potencia que lidera el libre comercio global y la transformación tecnológica del siglo XXI.
El nuevo escenario: proteccionismo vs. apertura estratégica
En sus dos períodos como presidente, Trump ha optado por políticas económicas proteccionistas: duplicó aranceles al acero (hasta un 50%), amenazó con imponer un 10% a todas las importaciones, y ha generado incertidumbre entre aliados históricos como Europa y Japón. El resultado ha sido una pérdida de confianza internacional en la estabilidad económica y política de EE. UU., lo que ha empujado a muchos países a mirar hacia China como una alternativa más predecible.
Europa, por ejemplo, ha expresado abiertamente su preocupación por la política comercial de Washington y ha profundizado sus relaciones con Pekín. Mientras tanto, China refuerza su imagen como defensora del comercio abierto, firmando acuerdos estratégicos y promoviendo su Iniciativa de la Franja y la Ruta.
China se adelanta… con datos
Más allá de la retórica, los datos son claros:
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China ya lidera la economía mundial ajustada por poder adquisitivo (PIB-PPA), superando a Estados Unidos desde hace años según el FMI.
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Controla el 70 % de los minerales estratégicos del planeta, fundamentales para baterías, autos eléctricos, armas modernas y semiconductores.
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Domina 57 de 64 tecnologías clave para el futuro, según el Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI).
Mientras Trump levanta barreras que podrían aislar aún más a EE. UU., China se prepara para consolidar su liderazgo en inteligencia artificial, energía verde, infraestructura y manufactura avanzada. Lo que parece una jugada defensiva de Washington, termina siendo una oportunidad dorada para su mayor rival.
Trump y el aislamiento estratégico
La imprevisibilidad de Trump no solo afecta el comercio. Ha cuestionado la OTAN, reducido su participación en organismos multilaterales y dejado vacíos en el liderazgo internacional que China ha ocupado con disciplina y pragmatismo. Desde África hasta América Latina, pasando por Europa del Este, Pekín ofrece préstamos, tecnología e infraestructura sin las condiciones políticas que exige Occidente.
Este nuevo equilibrio de poder no se forja con tanques, sino con rutas marítimas, chips de última generación, baterías de litio, redes 5G y trenes de alta velocidad.
¿Quién gana realmente?
Irónicamente, en su afán de debilitar a China, Trump podría estar acelerando su consolidación como superpotencia global. Aunque China enfrenta serios desafíos internos —desde la crisis inmobiliaria hasta el envejecimiento poblacional—, su enfoque estratégico contrasta con el caos y el cortoplacismo de la política estadounidense.
El aislacionismo de Trump puede sonar atractivo a un electorado desencantado con la globalización, pero en la práctica está facilitando que China se convierta en el gran beneficiado de este reordenamiento global.
Conclusión
Donald Trump quería hacer grande a Estados Unidos, pero sus políticas podrían estar haciendo grande a China. En un mundo interdependiente, levantar muros, abandonar alianzas y romper acuerdos puede ser tan perjudicial como ingenuo. China lo ha entendido: en lugar de confrontar, ha tejido redes, ha ganado aliados y ha tomado la delantera en sectores que definirán las próximas décadas.
En la competencia por el liderazgo global, Estados Unidos no puede ganar aislándose. Y Trump, sin proponérselo, podría pasar a la historia como el presidente que aceleró el ascenso de su mayor rival.
Feliz y Saludable sábado 31 de mayo de 2025, rafaelvilagut@gmail.com
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