Importaciones sin freno: ¿A quién está beneficiando realmente el gobierno de Rodrigo Chaves Robles?
En los últimos tres años, Costa Rica ha sido testigo de una serie de políticas gubernamentales que, según diversos sectores productivos y económicos, han favorecido ampliamente a los importadores en detrimento de los productores nacionales y exportadores. La balanza comercial lo refleja con claridad: mientras las importaciones siguen creciendo, la producción local se ve desplazada y los exportadores enfrentan un entorno cada vez más hostil.
Una balanza comercial cada vez más inclinada
Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) revelan una tendencia clara:
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En 2022, Costa Rica importó $24.744 millones y exportó $17.902 millones.
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En 2023, las importaciones subieron a $26.398 millones, mientras las exportaciones apenas alcanzaron los $19.147 millones.
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En 2024, la brecha se amplió aún más: $28.592 millones en importaciones contra $21.961 millones en exportaciones.
Este creciente desequilibrio preocupa a múltiples sectores, especialmente al productivo y agroexportador, que enfrentan altos costos logísticos, condiciones climáticas adversas, escasa protección arancelaria y una moneda que se ha apreciado significativamente frente al dólar, reduciendo su competitividad internacional.
Tipo de cambio y abandono del agro
Uno de los principales reclamos del sector exportador y agrícola ha sido el impacto del tipo de cambio. Desde mediados de 2022, el colón ha ganado valor frente al dólar, pasando de un pico de ₡693 por dólar a promedios actuales por debajo de los ₡530, lo que representa una apreciación superior al 27%.
Esta situación beneficia claramente a los importadores, que compran en dólares y venden en colones, pero perjudica gravemente a los exportadores, cuyos ingresos en divisas se ven reducidos, y a los productores locales que deben competir con productos extranjeros más baratos.
Óscar Arias Moreira, presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria, advierte que “el sector agropecuario costarricense ha tenido que luchar contra una política monetaria que atenta contra su competitividad y acceso al crédito, con tasas de interés elevadas y poca intervención del Estado para proteger la producción nacional”.
La Ruta del Arroz: el ejemplo más simbólico
Uno de los casos más polémicos fue la “Ruta del Arroz”. En julio de 2022, el gobierno de Rodrigo Chaves eliminó el esquema de fijación de precios del arroz y redujo los aranceles de importación del 35% al 4% para arroz pilado, y al 3,5% para arroz en granza. Aunque se argumentó que la medida buscaba abaratar el producto al consumidor, lo cierto es que los precios no bajaron significativamente y el número de productores se desplomó.
Según datos del sector, el número de arroceros cayó más del 50%, pasando de 550 a menos de 230, y la superficie sembrada se redujo a la mitad. Hoy, Costa Rica depende en un 85% del arroz importado.
Para el secretario general de Upanacional, Guido Vargas, esta política representa “un abandono histórico del sector productor”. Asegura que los acuerdos comerciales no se respetan, se reducen aranceles sin consenso y se empuja a los agricultores a competir en desventaja. “Basta decir que el gallo pinto ya es importado”, enfatiza.
Medicamentos sin control y papa extranjera en la mesa
No solo el agro ha sido afectado. En 2022, el gobierno intentó facilitar la importación de medicamentos mediante el decreto N°43590-S, que eliminaba la obligación de demostrar la calidad de los medicamentos importados, permitiendo su registro únicamente con una declaración jurada del vendedor. La Sala Constitucional anuló este decreto por poner en riesgo la salud pública.
En 2023, otro decreto redujo el arancel para la importación de papa industrial del 47% al 14%, lo cual afectó duramente al sector papero nacional, que ya enfrentaba dificultades climáticas y de mercado. A esto se sumó el levantamiento de restricciones a la importación de papa fresca desde EE. UU., medida criticada por abrir las puertas a plagas y competencia desleal.
¿Fomentando importaciones o favoreciendo intereses?
Para el economista Leiner Vargas, las acciones del Gobierno reflejan una clara orientación hacia el beneficio del sector importador: eliminación de aranceles, desprotección aduanera, escasa fiscalización de las mercancías y un tipo de cambio que favorece las compras externas. Además, alerta sobre el uso de declaraciones juradas como mecanismo de importación sin controles reales, lo que puede facilitar la subvaloración o el ingreso irregular de productos.
Incluso según reportó Semanario Universidad esta semana, han salido a la luz vínculos entre ciertos decretos y financistas de campaña del actual gobierno, lo que ha alimentado la percepción de que algunas decisiones económicas no responden a criterios técnicos, sino a compromisos políticos o intereses particulares.
Conclusión: ¿y la producción nacional para cuándo?
El panorama descrito plantea serias preguntas sobre la coherencia y sostenibilidad de las políticas comerciales y monetarias del país. Si bien abrir mercados y reducir costos puede tener beneficios en el corto plazo, la sobredependencia de las importaciones debilita la seguridad alimentaria, destruye empleos rurales y aumenta la vulnerabilidad ante crisis internacionales.
Es urgente repensar el modelo económico y exigir una agenda de competitividad que incluya a todos los sectores productivos, y no solo a quienes tienen mayor poder de influencia política. El desarrollo económico de Costa Rica debe basarse en la equidad, sostenibilidad y soberanía productiva.
Video, una minoría de importadores se forra mientras la gran mayoría de ticos no cuentan con ahorro para casos de emergencia, https://youtu.be/TGnSc_30gtc?si=OWKZawFIPyLDYVRC
Feliz y Saludable jueves 22 de mayo de 2025, rafaelvilagut@gmail.com
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