Bahía Culebra: El puerto que pudo ser antes del paraíso turístico
Por Rafael Vilagut Vega
Estratega Financiero y de Viajes – Feliz y Saludable
Un puerto soñado entre montañas y mar
Mucho antes de que Bahía Culebra se convirtiera en el epicentro del turismo de ultra lujo en Guanacaste y símbolo del desarrollo turístico nacional, este rincón del Pacífico fue imaginado como un gran puerto internacional, estratégico tanto para el comercio como para la defensa.
En 1891 y 1892, el capitán de la Marina Francesa Eliseo Fradin recorrió las aguas tranquilas de Bahía Culebra, maravillado por su profundidad, su seguridad natural y su belleza. En su informe al gobierno costarricense la calificó como un sitio óptimo para establecer un Puerto de Guerra y de Comercio, capaz —según sus palabras— de “abrigar la armada más grande de Europa”.
Fradin destacó la escasez de arrecifes, la abundancia de fondeaderos, la facilidad para el desembarco y la fertilidad de los valles circundantes, factores que hacían de Bahía Culebra un punto privilegiado para la expansión económica y agrícola del país. Su visión, sin embargo, quedó archivada en el tiempo.
De decretos y esperanzas portuarias
La idea de abrir un puerto en el Pacífico Norte no era nueva. Ya en 1878, el gobierno había declarado El Coco como Puerto de Depósito, con el objetivo de establecer una Aduana de Registro y promover el comercio local.
Inspirado en las recomendaciones del capitán Fradin, el Estado declaró en 1894 la creación de un puerto de altura en Bahía Panamá, pero años más tarde, en 1915, el decreto se modificó para incluir también a El Coco.
El presidente Ricardo Jiménez Oreamuno, en su mensaje de 1913, subrayó la importancia de activar el puerto del Coco para facilitar las exportaciones de la provincia. Esta decisión respondía a la urgente necesidad de diversificar la economía guanacasteca, limitada hasta entonces a la ganadería y la explotación maderera.
No obstante, la falta de carreteras y de conexión con Liberia impidió que el sueño portuario se materializara. El desarrollo quedó suspendido casi veinte años, en una Costa Rica que aún no había integrado plenamente a Guanacaste en su dinámica económica nacional.
Un refugio natural de flotas y marineros
La bahía, sin embargo, nunca dejó de atraer miradas extranjeras. Durante la exploración del Allan Hancock por el Pacífico Este (Fraser, 1943), Bahía Culebra fue descrita como la mejor de Centroamérica para el anclaje de barcos de gran calado.
En 1923, una flotilla naval estadounidense llegó sorpresivamente a sus aguas, dejando atónitos a los vecinos por la potencia de sus reflectores que iluminaban kilómetros de costa. Más de una década después, en 1934, el portaviones USS Lexington fondeó en la bahía, como lo confirman fotografías y un sello postal fechado el 12 de mayo de ese año.
La visita formaba parte de un simulacro militar de defensa del Canal de Panamá, donde las escuadras estadounidenses del Atlántico y del Pacífico realizaron maniobras conjuntas en Bahía Culebra y Bahía del Coco. Participaron más de 70 buques de guerra, hidroaviones y miles de marineros, evidenciando la relevancia estratégica del litoral guanacasteco.
Bahía Culebra en la historia nacional
La historia militar de la bahía se remonta aún más atrás. Durante la Campaña Nacional de 1856, las tropas costarricenses que marchaban hacia Nicaragua para enfrentar al filibustero William Walker desembarcaron en Bahía Culebra antes de continuar su travesía terrestre.
El cercano poblado de Sardinal fue escenario de combates, y décadas después, entre 1918 y 1919, sirvió como punto de control para interceptar revolucionarios en las jornadas libertarias de principios del siglo XX. Bahía Culebra, más que un paisaje, fue durante mucho tiempo un punto estratégico de soberanía.
La hacienda ganadera: poder y transformación
Desde el siglo XVIII, Guanacaste basó su economía en la ganadería extensiva, concentrada en grandes propiedades conocidas como haciendas ganaderas. En las inmediaciones de Bahía Culebra destacaban la Hacienda Culebra (4.320 ha) y la Hacienda Las Trancas (630 ha) , símbolos del poder terrateniente regional.
El ganado fue introducido a la región por Juan de Cavallón en 1561, desde León, Nicaragua, en su camino hacia el Valle Central del Costa Rica. Desde la Península de Nicoya la explotación ganadera se desplazó tierra adentro siguiendo la depresión del río Tempisque y sus afluentes entre los siglos XVII y XVIII, teniendo como objetivo primordial los mercados nicaragüenses. Desde allí, en el XIX, pasó hacia el Valle de Bagaces y a partir de este momento el vínculo económico se dirigirá hacia Costa Rica.
Estas haciendas representaron no solo un modelo productivo, sino también una estructura social jerárquica: unos pocos propietarios acumulaban riqueza y tierras, mientras una mayoría asalariada vivía con lo justo. La expansión ganadera trajo consigo la deforestación del bosque seco y el desmantelamiento de la propiedad indígena, transformando el paisaje natural y humano de la región.
Entre 1930 y 1970, el modelo productivo evolucionó hacia la agroindustria, con la introducción de maquinaria, la siembra de caña, algodón, arroz y sorgo, y una nueva visión modernizadora del agro costarricense. Bahía Culebra, sin embargo, siguió siendo testigo silencioso de los grandes cambios económicos del país.
De puerto frustrado a joya turística
Paradójicamente, aquel lugar que alguna vez fue pensado como un gran puerto comercial y militar se convirtió, casi un siglo después, en el corazón del turismo de lujo costarricense. El desarrollo impulsado por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y las inversiones nacionales e internacionales transformaron por completo el paisaje y el destino de Bahía Culebra.
Hoy, donde antes fondeaban buques de guerra, se levantan resorts, marinas y comunidades residenciales exclusivas que atraen visitantes de todo el mundo. Sin embargo, detrás del esplendor turístico, persiste la memoria de un pasado portuario, ganadero y estratégico que moldeó el Guanacaste moderno.
El puerto que pudo ser antes del paraíso turístico
Bahía Culebra es un espejo del desarrollo costarricense: un territorio que pasó de enclave militar y agrícola a emblema turístico global. Su historia nos recuerda que cada paraíso tiene raíces profundas, y que entenderlas es también una forma de valorar el presente.
Más allá de sus playas cristalinas y su turismo de lujo, Bahía Culebra sigue siendo símbolo de las aspiraciones y contradicciones del país: un puerto que nunca fue… y un destino que hoy lo es todo.
Fuentes consultadas
-
SciELO Costa Rica, Revista de Biología Tropical vol. 60 supl. 2 p. 01-17 sobre Bahía Culebra y su historia, importancia y biodiversidad: "Entre historias y culebras más que una bahía" (Sánchez, 2012).
Blog relacionado en Feliz y Saludable, "Bahía Culebra: luces y sombras del megaproyecto turístico más polémico de Costa Rica" (Vilagut, 2025)

No hay comentarios:
Publicar un comentario