De los 7 a los 26 millones: la nueva era del turismo en América Central (2011-2025)
Por Rafael Vilagut Vega — Estratega Financiero y de Viajes
Durante las dos primeras décadas del siglo XXI, América Central ha pasado de ser una región de bajo perfil turístico a convertirse en uno de los polos más prometedores del continente. A comienzos de la década de 2010, apenas recibía unos siete millones de turistas internacionales al año, cifra muy inferior a los 95 millones que viajaban hacia América del Norte, los 19 millones hacia el Caribe o los casi 20 millones hacia Sudamérica.
En 2025, el panorama ha cambiado drásticamente: según estimaciones recientes, Centroamérica recibe alrededor de 26 millones de visitantes internacionales. El crecimiento sostenido de países como Costa Rica, Panamá y, más recientemente, El Salvador y Guatemala, ha reconfigurado el mapa turístico regional.
El nuevo liderazgo turístico: Costa Rica y Panamá a la cabeza
La economía panameña, que ya era la más dinámica en 2011, continúa marcando el ritmo regional. Su infraestructura moderna, la conectividad aérea desde el Hub de las Américas y la ampliación del Canal de Panamá han impulsado un flujo creciente de turistas de negocios, cruceros y compras.
Sin embargo, Costa Rica se mantiene como el líder consolidado del turismo sostenible y de alto valor en la región. En 2024, el país alcanzó ingresos históricos por US$ 5.43 mil millones y generó más de 20.000 empleos en el sector. El 59 % de los visitantes llegaron desde Estados Unidos, confirmando la fortaleza del mercado norteamericano. El modelo costarricense —centrado en la conservación ambiental, la hospitalidad y la estabilidad política— se ha convertido en referente para el istmo.
El turismo de lujo consciente, enfocado en experiencias ecológicas, retiros de bienestar, gastronomía orgánica y aventuras naturales, marca la pauta del nuevo visitante: uno que busca calidad, autenticidad y sostenibilidad.
Los nuevos protagonistas: El Salvador y Guatemala despegan
Entre los casos más sorprendentes está El Salvador, que ha logrado revertir su imagen internacional y posicionarse como destino de surf, naturaleza y cultura. En 2024 recibió 3.9 millones de visitantes internacionales, cifra récord impulsada por la mejora de la seguridad y la promoción digital global.
Guatemala, por su parte, continúa destacando por su riqueza cultural, los volcanes activos y los lagos de origen volcánico. Gracias a las rutas temáticas que integran patrimonio maya, artesanías y turismo comunitario, ha mejorado su presencia en ferias internacionales y atraído a un público más diverso.
Mercados emisores: del predominio estadounidense a la diversificación
El patrón de origen del turismo centroamericano ha evolucionado, aunque mantiene raíces similares. Si en 2011 los turistas estadounidenses representaban cerca del 30 % del total, en 2025 su participación sigue siendo mayoritaria, pero ya no exclusiva.
Hoy los mercados emisores incluyen a México, Colombia, Argentina y España, con un creciente interés desde Europa del Este y Asia. La movilidad intrarregional también es significativa: alrededor del 40 % de los flujos turísticos corresponden a visitantes de los mismos países centroamericanos, que ahora aprovechan la conectividad terrestre y aérea mejorada.
El nuevo concepto de “rutas multicountry” (viajes que enlazan varios destinos del istmo, como la Ruta Maya entre Guatemala y Honduras, o el Corredor del Pacífico Azul entre Costa Rica y Panamá) ha dinamizado la cooperación turística y la estadía promedio de los viajeros.
Motivaciones del viajero: naturaleza, cultura y sostenibilidad
Sánchez y Propín señalaban en su clásico análisis (2011) que los turistas visitaban América Central “más que por la cultura, por sus escenarios naturales”: bosques tropicales, volcanes, lagos, playas y climas benignos.
Catorce años después, esa observación sigue vigente, pero enriquecida por nuevos elementos:
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El ecoturismo y el turismo regenerativo son los pilares del desarrollo regional.
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El bienestar y la salud integral (retiros de yoga, spas naturales, aguas termales) atraen a segmentos de mayor gasto.
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El turismo cultural recupera protagonismo gracias a la valorización del patrimonio indígena y afrocaribeño.
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El turismo tecnológico —nómadas digitales y trabajadores remotos— genera estadías prolongadas y consumo local constante.
América Central, por tanto, ha logrado equilibrar su identidad natural con una oferta moderna y digitalizada.
Desafíos estructurales: sostenibilidad, inversión y conectividad
El crecimiento turístico trae consigo nuevos retos. La presión sobre los ecosistemas, la competencia inmobiliaria en zonas costeras y la necesidad de infraestructura resiliente son temas urgentes.
La región trabaja en conjunto, a través de la Agencia de Promoción Turística de Centroamérica (CATA), en estrategias de sostenibilidad, certificaciones ecológicas y promoción conjunta en ferias internacionales.
Otro desafío es la disparidad de inversión entre países. Mientras Costa Rica, Panamá y Belice avanzan hacia el turismo premium, Nicaragua y Honduras aún enfrentan limitaciones políticas y de infraestructura que frenan su potencial. Sin embargo, iniciativas binacionales como los corredores turísticos integrados y el impulso del turismo comunitario están reduciendo esas brechas.
El turismo como fenómeno histórico y social
Más allá de los números, el turismo en América Central debe analizarse como un proceso histórico y social.
Cada país ha construido su modelo turístico a partir de su identidad, su geografía y sus políticas públicas. Entender las trayectorias —cómo el turismo fue pensado, planificado y vivido por los distintos actores sociales— permite reinterpretar el fenómeno más allá de las estadísticas.
En ese sentido, el enfoque de Sánchez y Propín sigue siendo válido: el turismo no es solo una industria, sino una herramienta de interpretación de la historia y de transformación del territorio. En 2025, esta mirada adquiere especial relevancia ante los retos del cambio climático, la transición energética y las nuevas formas de movilidad global.
Conclusión: el renacer del istmo turístico
De los 7 millones de visitantes en 2011 a los 26 millones en 2025, América Central ha demostrado una capacidad de resiliencia y adaptación digna de estudio.
El turismo se ha consolidado como motor económico, pero también como espacio de identidad, cultura y sostenibilidad. La clave de su futuro estará en preservar lo auténtico, invertir en talento local y mantener una visión de largo plazo basada en la armonía entre naturaleza y desarrollo.
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Rafael Vilagut Vega
Estratega Financiero y de Viajes
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