A fines de octubre de 2025 la Casa Blanca ordenó el desplazamiento de uno de los buques de guerra más poderosos del mundo —el portaa-vi... (USS Gerald R. Ford, clase Ford)— desde aguas europeas hacia el sur del Caribe. El gobierno lo presentó oficialmente como una medida para reforzar la lucha contra el narcotráfico en la región. La llegada de un portaaviones nuclear, acompañado de escoltas y activos aéreos, no pasó desapercibida y generó un debate intenso: ¿es la lucha contra la droga la razón real o es parte de una estrategia más amplia dirigida a presionar a Nicolás Maduro y su entorno político?
Qué se ha hecho y cuál es la narrativa oficial
La administración afirma que la presencia militar busca aumentar la capacidad de detección e interdicción de embarcaciones que, supuestamente, trasladan toneladas de drogas hacia el norte. El despliegue se suma a una campaña que incluyó ataques a embarcaciones presuntamente relacionadas con carteles, y que ha provocado decenas de víctimas y capturas en la región, según distintos comunicados y reportes periodísticos.
Por qué el argumento antinarco convence... hasta cierto punto
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Un portaaviones aporta medios de vigilancia aérea, logística y proyección de fuerza (aviones de vigilancia, helicópteros, vigilancia electrónica) que mejoran la capacidad de interceptación y respuesta en mar abierto. En ese sentido, existe coherencia operacional entre el activo desplegado y la lucha marítima contra grandes envíos ilícitos. Además, autoridades militares y del Pentágono han defendido públicamente el uso de estos recursos bajo la premisa de “defensa hemisférica”.
...y por qué hay muchas dudas razonables
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Desproporción táctica: La escala y capacidad de un superportaaviones (decenas de cazas, radares de largo alcance, capacidad de ataque estratégico) es desproporcionada para perseguir lanchas rápidas o sumergibles artesanales que suelen utilizar los traficantes. Analistas militares subrayan que los portaviones no son ideales para la búsqueda y persecución de pequeñas embarcaciones rápidas; su ventaja real es la proyección aérea y disuasoria, no la interceptación fina en zonas costeras.
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Evidencia pública limitada: Varios ataques y operaciones han sido anunciados por la Casa Blanca con escasa o nula evidencia pública verificable, lo que genera preguntas sobre la legalidad, la proporcionalidad y la transparencia de las acciones. ONG de derechos humanos y juristas internacionales han alertado sobre posibles violaciones del derecho internacional y ejecuciones extrajudiciales.
Motivos alternativos o complementarios que analistas y medios señalan
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Presión política sobre Maduro: Expertos, periodistas y fuentes diplomáticas interpretan que la campaña busca debilitar al régimen de Maduro —aislarlo, minar su control y forzar cambios políticos— aprovechando la retórica del “narco-terrorismo” para justificar medidas más agresivas. Esta lectura aparece de forma recurrente en análisis de prensa y think tanks.
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Señal geopolítica a aliados y rivales: El despliegue envía un mensaje a gobiernos regionales —y a actores externos como Rusia y China— acerca de la voluntad de Washington de usar fuerza hemisférica y seguir siendo el actor militar preponderante en el vecindario.
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Agenda interna y política doméstica: No es descartable que haya un componente de política interna: proyectar mano dura en seguridad y control de fronteras suele tener resonancia electoral y mediática en EE. UU. Analistas políticos lo consideran un factor recurrente en decisiones de seguridad exterior.
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Pruebas y operaciones encubiertas: Hay reportes que apuntan a la posible implicación de agencias como la CIA en operaciones clandestinas relacionadas con el mismo objetivo, lo que complica el escrutinio público y sugiere objetivos más allá de la simple interdicción.
Riesgos y consecuencias
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Escalada militar y tensiones regionales: El uso de activos de alta capacidad cerca de aguas de países soberanos puede aumentar el riesgo de incidentes, malentendidos y confrontaciones con milicias o fuerzas estatales.
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Cuestiones legales y reputacionales: Operaciones letales sin un marco jurídico claro generan críticas por parte de ONGs, algunos gobiernos aliados y foros internacionales, afectando la legitimidad de la operación.
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Efectividad real contra las rutas del narcotráfico: Si la lógica del despliegue no va acompañada de coordinación con países de la región, inteligencia fiable y políticas de interdicción en cadena (investigación financiera, captura de redes logísticas en tierra), la presencia naval por sí sola difícilmente reduzca el flujo de drogas a mediano plazo.
Lectura equilibrada
La narrativa oficial —combatir el narcotráfico— no es falsa en sí misma: hay problemas reales de tráfico marítimo en la región y el control de rutas es una preocupación legítima. Sin embargo, la magnitud del despliegue, la falta de evidencia pública detallada sobre los objetivos y los efectos colaterales observados han llevado a expertos y medios a interpretar la maniobra como una estrategia con múltiples objetivos: presionar a Maduro, mandar señales geopolíticas y promover una agenda doméstica de seguridad. En suma, el antinarco es una razón válida y útil como justificación pública, pero no explica completamente la escala y el timing de la operación.
Efemérides: un día como hoy en 1538: en la villa de Santo Domingo ―en la isla La Española, en medio del mar Caribe― se funda la Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, la primera universidad de América.
San José de Costa Rica, 28 de octubre de 2025, quedan 64 días para finalizar el año, rafaelvilagut@gmail.com

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