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domingo, 23 de marzo de 2025

La era dorada de la energía nuclear ha llegado a EE.UU.

 

La era dorada de la energía nuclear ha llegado a EE.UU.

La administración Biden ha gastado cientos de miles de millones de dólares en el impulso de energías renovables, con el resultado de un aumento del 30% en los precios de los servicios públicos en todo el país. A pesar de esta inversión, la electricidad generada por fuentes intermitentes y costosas como la eólica y la solar no puede sustituir a los combustibles fósiles en la producción de productos petroquímicos, la fabricación de plásticos y caucho, ni en la producción de cemento y acero. ¿Por qué, entonces, se ha excluido la tecnología nuclear del debate sobre el futuro energético?

No hay un reemplazo inmediato para los combustibles fósiles en la producción petroquímica, pero en lo que respecta a la generación de electricidad, Estados Unidos está al borde de una revolución nuclear. Las tecnologías nucleares avanzadas y los reactores modulares pequeños (SMRs, por sus siglas en inglés) están demostrando ser un cambio de paradigma en la industria.

Sin embargo, al igual que ocurrió con la guerra contra el carbón y los ataques continuos al petróleo y al gas, la energía nuclear también enfrenta la oposición de activistas radicales que buscan frenar el desarrollo energético del país. Un ejemplo de ello es Gregory Jaczko, ex presidente de la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) durante la administración de Barack Obama y ferviente opositor de la energía nuclear. Recientemente, en la conferencia CERAweek, Jaczko fue presentado como un "experto objetivo" en tecnologías nucleares futuras, lo que resulta tan absurdo como poner a un vegano a moderar un debate sobre el consumo de carne.

Durante su gestión en la NRC, Jaczko se dedicó a obstaculizar cualquier avance en la innovación nuclear, votando en contra de la apertura de nuevas plantas de energía nuclear e incluso llamando a una prohibición global de esta fuente energética. Su influencia ya fue suficiente para frenar el desarrollo nuclear en Estados Unidos, y seguir otorgándole una plataforma para promover sus posturas extremas es incomprensible.

Afortunadamente, Estados Unidos tiene la oportunidad de dejar atrás esta agenda anti-energética y abrazar una nueva era de energía nuclear. Durante su primer mandato, el presidente Donald J. Trump sentó las bases para políticas favorables a la innovación que fomentan el desarrollo de tecnologías nucleares de próxima generación. Ahora, el país tiene la posibilidad de superar los obstáculos burocráticos del pasado y dar paso a una era dorada de la energía nuclear.

Un ejemplo del avance en este campo es la empresa Oklo, con sede en California, que ha firmado acuerdos para desplegar SMRs en centros de datos, garantizando que Estados Unidos siga liderando en inteligencia artificial sin ceder terreno a China. Se necesita una mayor producción de electricidad para la manufactura, la industrialización, la expansión de viviendas en ciudades y suburbios, y para el uso comercial, agrícola y residencial. Sin embargo, los principales obstáculos siguen siendo regulaciones obsoletas, la inercia burocrática y la oposición ideológica de figuras como Jaczko.

Hemos visto este escenario antes. Los mismos activistas que afirman apoyar la "energía verde" en realidad promueven intereses específicos al impulsar la energía eólica y solar como las únicas opciones aceptables, ignorando su enorme uso de tierras, los problemas en la cadena de suministro y su dependencia de minerales raros provenientes de naciones adversarias como China. En contraste, la energía nuclear ofrece una fuente estable y confiable con una huella ambiental mucho menor, y Estados Unidos cuenta con todos los materiales necesarios para su desarrollo dentro del propio territorio.

Trump tiene la oportunidad de volver a liderar este movimiento, eliminando las trabas burocráticas que han afectado el desarrollo nuclear. Al priorizar aprobaciones regulatorias más ágiles, apoyar la investigación en reactores de próxima generación y combatir la desinformación de los activistas anti-nucleares, su administración podría liberar el potencial total de la innovación energética estadounidense.

El desarrollo nuclear requiere materiales y fuerza laboral estadounidenses. La expansión de la energía nuclear, junto con el llamado de Trump para reabrir plantas de gas natural y carbón limpio, podría reducir significativamente los costos de electricidad después de cuatro años de políticas energéticas fallidas bajo la administración Biden.

El futuro de la energía nuclear es prometedor en EE.UU., pero solo si permitimos que el progreso ocurra. Es momento de rechazar las políticas fallidas del pasado y adoptar soluciones energéticas que impulsen el futuro. La era dorada de la energía nuclear ha llegado a EE.UU.; solo necesitamos la voluntad de aprovecharla.

Domingo 23 de marzo de 2025, San José de Costa Rica.


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