Griegos en las Indias, segunda parte. San José de Costa Rica, viernes 10 de marzo de 2023 por Rafael A. Vilagut-Vega, historiador y genealogista, escritor nacido en Venezuela, costarricense y español.
Creta es la isla más grande de Grecia y la quinta en tamaño del mar Mediterráneo. El archipiélago cretense conforma una de las trece periferias y una de las siete administraciones descentralizadas de Grecia. Posee una superficie de 8300 km², una costa de 1040 kilómetros de longitud y una población de unos 620 000 habitantes. Su capital es Heraclión.
Creta fue antiguamente el centro de la civilización minoica (2700-1420 a. C.), considerada una de las más antiguas civilizaciones de las que se tiene registros en Europa. Hasta principios del siglo XX también se la conoció con el nombre de Candía.
Creta fue antiguamente el centro de la civilización minoica (2700-1420 a. C.), considerada una de las más antiguas civilizaciones de las que se tiene registros en Europa. Hasta principios del siglo XX también se la conoció con el nombre de Candía.
La provincia de Nueva Esparta en mi natal Venezuela a 23 h de Creta Grecia en avión, debe su nombre a motivos más bien simbólicos: en reconocimiento de la resistencia de los habitantes de Juangriego en 1817 al poder español durante la guerra de independencia venezolana. En este contexto conviene añadir que la guerra de la independencia griega ha inspirado no solo la denominación “Grecia” de la capital de la provincia Alajuela, sino también bastantes otros topónimos “helénicos” de Costa Rica el país materno donde resido desde 2009 que emigré de Barcelona (Cataluña).
Grecia, Costa Rica Central Valley Town Tour, https://youtu.be/0pkAjAbSTAU.
La primera vez que visité y recuerdo la bella Isla de Margarita incluida la Bahía de Juangriego, fue en febrero del año 1967, ese año yo cumplía seis años en el mes de mayo. Ese viaje familiar en ferry desde Puerto La Cruz en Anzoátegui, en el nuevo chevrolet impala azul y blanco modelo 1966, los tres hermanitos Vilagut-Vega conocimos la Laguna de la Restinga, las fortalezas y Castillos y la hermosa ciudad de Cumaná en Tierra Firme (Estado Sucre, Venezuela).
Para adentrarnos en el tema que nos ocupa en este episodio usaré las siguientes fuentes, en AcademiaEdu, "Desafiando a la geografía: griegos en el horizonte ultramarino español (ss. XVI-XVII)" por Ioannis K. Hassiotis (2019), y documentación de Protocolos Notariales del Archivo Histórico Provincial de Sevilla y en el Archivo de la Institución Colombina de la Catedral de Sevilla, compilados por el catedrático de Filología Latina de la Universidad de Sevilla Juan Gil Fernández (1971-2006) ambos disponibles en internet.
Para muchos historiadores, las conquistas aragoneses en Cerdeña, Sicilia o aun en Nápoles constituían cabezas de puente para la deseada expansión comercial catalana hacia el Levante. De este modo, en el importante eje del comercio (y de la actividad corsaria) de los catalano-aragoneses, que comenzaba en Barcelona y, a través de las conquistas de Nápoles y Sicilia, alcanzaba la “Ultramar de las especias” (es decir, el Mediterráneo oriental), Rodas y Chipre constituían al mismo tiempo eslabones básicos, con “almacenes”, “consulados” y pequeñas comunidades comerciales.
La actividad comercial, marítima y corsaria catalana en el Mediterráneo oriental, de Alejandría a Constantinopla, se combinó con aspiraciones políticas, siendo indicativos los esfuerzos de la corona de Aragón por obtener derechos dinásticos en Chipre desde principios del siglo XIV hasta casi finales del siglo XV9 . Estos esfuerzos se observan principalmente en las uniones matrimoniales de los soberanos aragoneses con princesas «chipriotas», por ejemplo, durante el periodo 1311-1315, entre Jaime II (1291-1327) y María de Lusignan (†1322), hermana de Enrique II de Chipre (1285-1306, 1310-1324); a continuación (1317), con el matrimonio de Enrique II con Constanza de Sicilia († c. 1344), hija del rey de Aragón Federico II (1295-1337), y, cincuenta años más tarde (1353), del rey también de Chipre Pedro I (1359-1369) con Leonor, hermana de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), la controvertida “Λιoνόρα τέ Ραοῦ” Leonora de “Aragón” de la Crónica de Leoncio Maqueras y de las tradiciones populares chipriotas.
La participación de un importante número de comerciantes y marineros catalanes tanto en la defensa de la sitiada Constantinopla en 1453, como de Lesbos en 1462 y, sobre todo, de Rodas en 1444 (como nuestro ancestro Juan de Vilagut, Castellano de Amposta, diplomático, de la Orden de San Juan de Jerusalén, que naufragó en 1444 en Malta, yendo a Barcelona a buscar más recursos para defender Constantinopla) y en 1480, no fue del todo casual. La consolidación del dominio otomano en el Mediterráneo oriental, en una coyuntura en la que se abrían las rutas del Atlántico hacia las Indias Occidentales, restringió inevitablemente la presencia catalano-aragonesa en el Levante. Existen, por supuesto, casos de individuos de varias provincias hispánicas, los cuales, deliberada o accidentalmente, vivieron durante cortos o largos periodos de tiempo, o simplemente se establecieron en zonas griegas durante todo el siglo XVI o el siglo XVII.
Con bastante anterioridad, muchos griegos (más de lo que se cree en general) habían comenzado a buscar amparo en territorio español. Los casos disponibles se refieren a grupos o individuos de diferentes categorías sociales: refugiados, militares, religiosos, marineros, aventureros, emigrantes, etc., que esperaban conseguir en el Occidente cristiano refugio, beneficios económicos, mejores condiciones de vida y trabajo y, en general, un destino mejor. La mayoría permaneció en las posesiones españolas de Italia (Sicilia, Nápoles y, ocasionalmente, en el Milanesado); otros (por lo general, personas aisladas) pasaban a la Península Ibérica y, desde allí, a las posesiones ultramarinas, de lo cual trató el episodio del 9 de marzo de 2023.
Habitualmente hicieron carrera como militares y marineros, pero también como comerciantes. Los emigrados letrados que se radicaron en España trabajaron durante muchos años como copistas de manuscritos, maestros de griego o incluso como artistas –siendo los ejemplos más indicativos, por supuesto, en primer lugar, Doménico Theotocópulos (El Greco) en Toledo y, el menos conocido, Belisario Corensios (Κουρεντσής, 1558-1646?) en Nápoles. En cualquier caso, de aquellos desplazamientos griegos en los siglos XVI, XVII y principios del XVIII, solamente los que tuvieron como destino Nápoles y Sicilia adquirieron dimensiones masivas y duraderas.
El desplazamiento masivo de poblaciones griegas hacia las posesiones españolas comenzó, de todas las maneras, después del ascenso al poder de Carlos V. De hecho, el emperador fue el primero que concedió a algunos de los líderes de los trasladados privilegios especiales, algunas veces incluso pequeños feudos que se retiraban a los barones francófilos de la Italia meridional. Desde aquella época y durante aproximadamente tres siglos, “estradiotes” y marineros griegos, atraídos principalmente por los decentes sueldos que daban los Austrias, comenzaron a abandonar a los venecianos para alistarse en compañías españolas.
La presencia griega en la aventura ultramarina aparece de forma bastante temprana: al menos dos marineros griegos participaron ya en el segundo y el tercer viaje (1493 y 1498) de Cristóbal Colón, y su número se multiplica notablemente al pasar al siglo XVI.
Los testimonios disponibles con respecto al origen de la mayoría de los griegos de Ultramar se refieren a Quíos, las Cíclades, el Dodecaneso (en particular, Rodas), Creta, Chipre, el Peloponeso y las Islas Jónicas. El hecho de que esta gente procedía de islas o zonas costeras dominadas por venecianos y genoveses facilitaba su rápida adaptación a los mecanismos sociales y estatales del “Occidente”.
Para su mayoría, el lugar (y la fecha) de su nacimiento permanecen vagamente mencionados o totalmente desconocidos: están registrados, por regla general, con su nombre de pila y su atributo “nacional”: Anton Griego, Constantín Griego, Jorge Griego, Jorge Martín Griego, Juan Griego, Luis Griego, Manuel Griego, Marcos Griego, Miguel Griego, Úrsula Griega, etc., y solo en contadas ocasiones se mencionan además algunos datos familiares, apellidos y procedencia geográfica, como por ejemplo en los casos de Juan y Antonio Nicolás [de Nicolás], Teodoro Candioti [Καντιώτης], Miguel Cavali [Καβάλης / Καβαλής], Nicolás Columbo [Κολούμ πος], griego de nación [¿de Santorini?], Juan Andrea Curmullisi [Κουρμούλης], Nicolás de Candía, hijo de Marcos Longo [contemp. Λογκάκης] y de Sofía de Nacia [Naxia / Naxos], Jorge López, natural de Negroponte, Pedro Lucás, Manuel Griego, hijo de Miguel Mabriano [Μαυριανός] y de Soria Aradil Lopuda [Σοφία ¿Αργυροπούλα?], Alejandro Maurochéfalo [Μαυροκέφαλος], Juan Mavrogordato [Μαυροκορδάτος] de Quíos, Miguel de Rodas, natural de la ciudad de Rodas, Miguel Sánchez de Rodas [¿Santsis / Σάντσης?], natural de la ciudad de Rodas, Nicolás de Rodas, natural de Candía, hijo de Francisco Benbard Fracaçi [Βερνάρδος Φραγκάκης] y de María Abramo [Avramos / Αβράμος], etc. Como particular (si bien aislado) se manifiesta el “apellido” de «Sebastián de la Cruz [¿Stavru / Σταύρου?], griego, natural del Imperio de Trapizonda», ubicado en Perú a inicios del siglo XVII.
De todos modos, bastantes apellidos son registrados en forma errónea o incluso dificil de entender, como, por ejemplo, el de la familia de Martín de Candía Protaedo (¿distorsión de Πρωτέκδικος o de Πρωτόδικος?) de la cual hablamos en el episodio de ayer 9 de marzo. Otros aparecen también con apellidos de dudosa procedencia (por ejemplo, Nicolás Ban [¿Μπάνος?], alias Constantino, griego) o, con más frecuencia, con nombres y apellidos españoles (Alonso Martín, Antonio Acosta Arévalo, Diego de Candía, Jorge Catalán, Sebastián de la Cruz, Andrés Díaz, Miguel Díaz, Diego Fernández, Jorge Gijón, Juan García, Benito Nicólao, Luis Sánchez, Nicolás de la Torre, Constantino Pérez etc.), bien debido a una mala traducción por parte de los redactores de los correspondientes documentos, bien por los vínculos de los mismos con familias hispanohablantes, bien por la tendencia general de integrarse en el entorno social hispánico; y únicamente el topónimo acompañante (por ejemplo, de Candía, de Chipre, de Constantinopla, de Nápoles [de Romanía / Nauplia], de Quíos (Xio), de Rodas, de Zante, de Trapizonda, etc.) o la definición “griego” o “de nación griego” nos permite incluirles –y con relativa seguridad– en la comunidad étnica helénica.
Los sectores de la actividad de los griegos en el Ultramar eran variados: la mayoría prestaba servicio en la marina, ocupando diversos cargos, algunos altos y, con más frecuencia, de categoría inferior (capitanes, pilotos, maestres, contramaestres, prácticos, grumetes, pero también armadores y buzos).
Un número significativo de griegos se encuentra entre unidades de conquistadores y grupos de fundadores y pobladores, como también entre huestes de voluntarios y aventureros. Una parte de esta gente se desplazó de forma individual y por diversos motivos hacia las nuevas posesiones del imperio ultramarino. La encontramos eventualmente en las campañas terrestres y marítimas más importantes del siglo XVI, en las listas de pasajeros a Indias y poco más adelante en los asentamientos precarios o permanentes en las Antillas, Cuba, Nueva España, en varias regiones meso y sudamericanas, en Chile, Perú, Río de la Plata, como también en Filipinas, Florida, Nuevo México, Arizona y California.
La mayoría permaneció en el anonimato o bajo la denominación generalizada de “levantiscos” (un término que en las Indias se relacionaba habitualmente con los “griegos” y, en menor medida, con individuos diversos, si bien asociados casi exclusivamente con los habitantes de las colonias venecianas del Mediterráneo oriental).
A una de las tantas personas con el nombre de Juan Griego del siglo XVI se debe –bajo condiciones históricas todavía indocumentadas– la denominación homónima del puerto y la ciudad Juan Griego (act. Juangriego) en la costa norte de la isla Margarita de Venezuela (Estado Nueva Esparta). Se ha relacionado el nombre del puerto con un Juan Griego, hijo de Alonso Griego y de Inés Fernández Farfán (los caballeros Farfanes llegaron de Marruecos en el siglo XIV, afirmándose como descendientes de los godos. ¿Eran descendientes de los mozárabes expulsados de la Península por los almohades, gran parte de los cuales regresaron hacia 1050? Se establecieron en Sevilla y también en tierras de Loja), natural de Sevilla, que en 1539 se encontraba en Tierra Firme. Un Jorge Griego, probablemente piloto mayor del puerto de San Juan de Ulúa, utilizó en 1582 la isla como base para su expedición exploratoria por el Orinoco hasta Guayana.
La frecuencia con la que nos encontramos con militares, marineros y comerciantes en dispersas fuentes españolas e hispano-americanas de los siglos XVI y XVII nos permite valorar que su número fue –proporcionalmente– grande, en comparación siempre con los procedentes de otras etnias europeas (incluso de las que pertenecían entonces a países vinculados más o menos a la España de los Austrias. Entre los ciento noventa y cinco marineros, por ejemplo, de la «Armada de Castillia del Oro» en 1513-1514 figuran tres o cuatro griegos, frente a tres italianos y un francés.
La historia a continuación enlaza con varios de Feliz y Saludable blogs donde menciono a Jerónimo de Ortal (1500-1538) al Capitán Conquistador Diego Gómez de Agüero (1495-1561), Capitán Fundador y Teniente de Gobernador de la Isla de Margarita, sus hijas nacidas en Cubagua, Ana, Bratriz, Francisca, Josefa, Isabel, Catalina, Mariana, Leonor, y su hijo Capitán Pedro Gómez de Agüero y Rojas, y por último Diego Losada y Cabeza de Vaca (1511-1570) en “No le creas “todo” a los académicos costarricenses ni españoles, ni a internet: breve reseña sobre la ciudad de Caracas y sus fundadores” del 8 de febrero del año en curso.
Juan García Griego el Viejo, marido primero de Marina Suárez y después de Marina López (Triana). Hizo testamento en junio de 1509 (A.P.S., IV 1509, 3 [= 2184), f. l.975r). Quiso enterrarse en Santa Ana donde instituyó una capellanía. Dejó por herederos a sus hijos. Otorgó un primer codicilo el 22 de junio y un segundo el 30 de junio siguiente (A.P.S., IV 1509, 3 [= 2184), f. 2.034r y 2.109r). Hijos (de la primera mujer): i. Juan García Griego el Mozo. ii. Alonso Martín(ez) Griego, marido de Inés Fernández Farfán o Farfán de los Godos. Inés era prima hermana de Juan Díaz Guerrero, vecino y regidor y alcalde de Panamá en 1541. Al morir Juan Díaz Guerrero dejó mandas para sus sobrinas, que reclamó Alonso Martín Griego el 2 de agosto de 1543 (A.P.S., I 1543 [= 65)). Inés, ya viuda, hizo testamento en 1568 (A.P.S., I 1568, 2 [= 116], f. 242r). Hijos: i. Elvira García, mujer de Amador de La Fuente. ii. Francisca. Nació h. 1533. iii. Juan Griego nacido en Sevilla. Pasó a Tierra Firme en 1539, († siglo XVI, Isla de Margarita, Nueva Esparta, Venezuela).
Aunque hay una gran cantidad de personajes con el mismo nombre, Juan Griego, como i. Juan Griego hijo de Antón Martínez Griego, marido de Francisca Fernández (Triana); ii. alférez Juan Griego I (1566-1631 en familysearch LR4L-R6Z), iii Juan Griego natural de Curcos (Khorgos, la antigua Córico en Cilicia) y hermano de Pedro Griego, iv. Juan Griego natural de Nápoles, posiblemente el Juan Griego de la Isla de Margarita, se trate del mismo a que se refiere, "en las inmensidades del Nuevo, por el contrario, su presencia resulta más notable, pues no es raro encontrar griegos, desarraigados y rebeldes (de ahí la acepción que acabó tomando el término 'levantisco'), en las banderías, revueltas y guerras civiles que asolaron el continente americano a mediados del s. XVI: en el sangriento levantamiento de los Contreras-Arias (en abril de 1550) en Panamá se hallaron, p.e., Juan Griego, Dimitre Griego, Miguel de Candía y un levantisco, micer Francisco, casado en Oaxaca".
"Juan el Griego, nacido en Sevilla a principios del siglo XVI, hijo de Alfonso e Inés, era navegante y cruzó el océano para "hacer la América". En Margarita, se dedicó al próspero negocio de transportar Indígenas cautivos desde la península de Macanao (parte occidental de la isla) hasta Santo Domingo. Este hombre es citado en un juicio de residencia realizado en 1545, por lo que los investigadores suponen que ya en ese año existía el pueblo. Al morir Griego, como ha sucedido con otras poblaciones de Margarita, el resto de los habitantes del pueblo, probablemente por ser él el ciudadano más prominente del lugar, comenzaron a llamarlo por el nombre de su fundador".
Ahora la próxima vez que consultes en Wikipedia la historia de Juangriego en Margarita, ya sabes cómo es que una familia griega en la época de la República Serenísima de Venecia y de la expansión del Reino de Aragón, dio nombre a tan bello lugar. Y esa es la relación entre la Venecia occidental, Venecia en Italia y Venezuela, su isla de Margarita.
Hoy, quinientos años después, llama la atención el gran número de circunstancias, contextos, realidades de entonces que observamos plenamente vigentes ahora en nuestro entorno, con lo que nos sentimos si no contemporáneos, al menos navegantes en la estela de aquella sociedad.
Como bien dice Juan Gil “los desafíos que tuvieron que afrontar los griegos en España y en el Nuevo Mundo”, son “en realidad, los mismos retos que se les plantean hoy a todos los emigrantes”. Así, la soledad, la separación de la familia o el envío de los hijos para que estudien en España, las remesas de los emigrantes y los pagos intercontinentales (“la pasmosa cantidad de millones que cruzaba anualmente el Atlántico en el tráfico de la carrera de Indias”), la ayuda mutua de estos griegos (como la que se prestan todavía los españoles fuera de nuestras fronteras gracias a la red de auxilios de todo tipo). Aunque, a diferencia de lo que ocurre con nuestros compatriotas en la emigración, ninguno de estos griegos “expresó alguna vez la intención de volver a su patria”, precisa Juan Gil. Si bien, uno manda dineros para el Gran Lavra, monasterio del Monte Atos.
Nos hablan esos documentos de instituciones o prácticas económicas hoy vigentes como la compra de deuda pública (los juros), los bienes gananciales, las dotes matrimoniales, la decisión empresarial de no incluir en las cuentas del negocio el coste del alojamiento y la manutención de los socios. Incluso de un proyecto editorial en la estela de Aldo Manuzio.
Los inventarios de bienes de estos griegos españolizados reflejan una cierta globalización de modas y de artes decorativas, globalización marcada en parte por nuestra propia historia: “una tapeçeria de quatro paños de corte de Bruçellas”, “treinta rretratos de Flandes”, “una capa azul del paño de Londres”, “dos paños de páxaras de seda de China”, “una ropilla de gorbarán negro de China”, siguiendo, como apunta Juan Gil respecto de estos bienes de Francisco Griego, “una moda un tanto arcaizante, pues no hay en ella la más mínima muestra de pintura italiana”.
Como bien dice Juan Gil “los desafíos que tuvieron que afrontar los griegos en España y en el Nuevo Mundo”, son “en realidad, los mismos retos que se les plantean hoy a todos los emigrantes”. Así, la soledad, la separación de la familia o el envío de los hijos para que estudien en España, las remesas de los emigrantes y los pagos intercontinentales (“la pasmosa cantidad de millones que cruzaba anualmente el Atlántico en el tráfico de la carrera de Indias”), la ayuda mutua de estos griegos (como la que se prestan todavía los españoles fuera de nuestras fronteras gracias a la red de auxilios de todo tipo). Aunque, a diferencia de lo que ocurre con nuestros compatriotas en la emigración, ninguno de estos griegos “expresó alguna vez la intención de volver a su patria”, precisa Juan Gil. Si bien, uno manda dineros para el Gran Lavra, monasterio del Monte Atos.
Nos hablan esos documentos de instituciones o prácticas económicas hoy vigentes como la compra de deuda pública (los juros), los bienes gananciales, las dotes matrimoniales, la decisión empresarial de no incluir en las cuentas del negocio el coste del alojamiento y la manutención de los socios. Incluso de un proyecto editorial en la estela de Aldo Manuzio.
Los inventarios de bienes de estos griegos españolizados reflejan una cierta globalización de modas y de artes decorativas, globalización marcada en parte por nuestra propia historia: “una tapeçeria de quatro paños de corte de Bruçellas”, “treinta rretratos de Flandes”, “una capa azul del paño de Londres”, “dos paños de páxaras de seda de China”, “una ropilla de gorbarán negro de China”, siguiendo, como apunta Juan Gil respecto de estos bienes de Francisco Griego, “una moda un tanto arcaizante, pues no hay en ella la más mínima muestra de pintura italiana”.
Portal de Archivos Españoles (PARES) https://pares.culturaydeporte.gob.es/inicio.html. AcademiaEdu, https://www.academia.edu/45437558/I_K_Hassiotis_Desafiando_a_la_geograf%C3%ADa_griegos_en_el_horizonte_ultramarino_espa%C3%B1ol_ss_XVI_XVII_ERYTHEIA_REVISTA_DE_ESTUDIOS._BIZANTINOS_Y_NEOGRIEGOS
😱 ESPECTACULAR ciudad en Creta Grecia 🇬🇷 | Chania (La Canea) GUIA COMPLETA, https://youtu.be/hSB_R_XGw4E. El Reino de Candía (del italiano: Regno di Candia) o Ducado de Candía (Ducato di Candia) fue el nombre con el que se conocía la isla de Creta durante el período en que fue una posesión de ultramar de la república de Venecia, a partir de la inicial conquista veneciana en 1205-1212 hasta su caída ante el Imperio otomano durante la Guerra de Creta (1645-1669). La isla fue en ese momento, y hasta la época moderna temprana, conocida comúnmente como Candía por su capital, o Chandax (actual Heraclión).
PALABRAS CLAVE: diáspora neogriega, marineros,
exploradores, conquistadores y colonizadores griegos en Hispanoamérica y
Filipinas, relaciones hispano-griegas.
Feliz fin de semana. Rafael Alberto Vilagut 10/03/2023, Emprendedor Digital, Autor, Investigador, Educador, Coach, Docente. Vive y trabaja entre Caracas (Venezuela), Barcelona y Madrid (España) y Centroamérica, Panamá, Costa Rica y Nicaragua. ENLACE: https://linktr.ee/ravilagut © DERECHOS DE AUTOR 2009 - 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario