¿Realmente son los Rothschild la familia más rica, no sólo del mundo, sino de la historia de la humanidad? La respuesta es: posiblemente sí. Lo son. ¿Quiénes son en realidad esos Rothschild? ¿Son tan perversos como los pintan? por Rafael A.
Vilagut-Vega, historiador y genealogista, nacido en Venezuela,
costarricense y español. San José de Costa Rica 17/03/2023.
Los más ricos de la historia, tabla con el nombre de la persona o de la familia mas rica de la humanidad cada siglo es decir cada cien años estimando el total de su riqueza desde la edad media o la caída del imperio romano global hasta la actualidad siglo XXI incluye el sitio donde nació y si dejó heredero.
| Siglo | Nombre Completo | Lugar de Nacimiento | Riqueza Estimada | Heredero |
|-------|----------------|---------------------|-----------------|----------|
| V - VI | Justiniano I | Tauresium, Iliria | $5-10 mil millones | Sobrino (Justin II) |
| VII - VIII | Abdul-Malik ibn Marwan | Damasco, Siria | $4-6 mil millones | Hijo (Al-Walid I) |
| IX - X | Mansa Musa | Niani, Imperio de Mali | $400-500 mil millones | Hermano (Musa's Suleiman) |
| XI - XII | Qiao Xuan | China | $30-50 mil millones | Hijo (Qiao Dun) |
| XIII - XIV | Jakob Fugger | Augsburgo, Alemania | $400-450 mil millones | Sobrino (Anton Fugger) |
| XV - XVI | Giovanni di Bicci de' Medici | Florencia, Italia | $30-35 mil millones | Hijo (Cosimo de' Medici) |
| XVII - XVIII | Nathan Mayer Rothschild | Frankfurt, Alemania | $400-700 mil millones | Hijos (Lionel, Anthony, Nathaniel, Meyer, y James Rothschild) |
| XIX | John D. Rockefeller | Richford, Estados Unidos | $600-900 mil millones | Hijos (John D. Rockefeller Jr., Abby Aldrich Rockefeller, y William Rockefeller) |
| XX | Sam Walton | Kingfisher, Estados Unidos | $150-250 mil millones | Hijos (Rob, John, Jim, and Alice Walton) |
| XXI | Jeff Bezos | Albuquerque, Estados Unidos | $180-200 mil millones | Cuatro hijos | Ten en cuenta que las estimaciones de riqueza son aproximadas y pueden variar según la fuente consultada.
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| V - VI | Justiniano I | Tauresium, Iliria | $5-10 mil millones | Sobrino (Justin II) |
| VII - VIII | Abdul-Malik ibn Marwan | Damasco, Siria | $4-6 mil millones | Hijo (Al-Walid I) |
| IX - X | Mansa Musa | Niani, Imperio de Mali | $400-500 mil millones | Hermano (Musa's Suleiman) |
| XI - XII | Qiao Xuan | China | $30-50 mil millones | Hijo (Qiao Dun) |
| XIII - XIV | Jakob Fugger | Augsburgo, Alemania | $400-450 mil millones | Sobrino (Anton Fugger) |
| XV - XVI | Giovanni di Bicci de' Medici | Florencia, Italia | $30-35 mil millones | Hijo (Cosimo de' Medici) |
| XVII - XVIII | Nathan Mayer Rothschild | Frankfurt, Alemania | $400-700 mil millones | Hijos (Lionel, Anthony, Nathaniel, Meyer, y James Rothschild) |
| XIX | John D. Rockefeller | Richford, Estados Unidos | $600-900 mil millones | Hijos (John D. Rockefeller Jr., Abby Aldrich Rockefeller, y William Rockefeller) |
| XX | Sam Walton | Kingfisher, Estados Unidos | $150-250 mil millones | Hijos (Rob, John, Jim, and Alice Walton) |
| XXI | Jeff Bezos | Albuquerque, Estados Unidos | $180-200 mil millones | Cuatro hijos | Ten en cuenta que las estimaciones de riqueza son aproximadas y pueden variar según la fuente consultada.
La Casa Rothschild, sin duda la más mítica de todas las casas privadas
de banca europeas, comenzó sus relaciones económicas con España cuando
financiaron al ejército de Arthur Wellesley, duque de Wellington, durante la Guerra de
Independencia Española (1808-1814). Dos décadas más tarde fundaría una agencia estable en
Madrid, desde la que desarrollarían un complejo entramado de relaciones
financieras con el Estado español, al que concedieron numerosos
préstamos y para el que negociaron buena parte de su deuda pública en el
extranjero. De estas operaciones surgieron los polémicos contratos de
venta en exclusiva de la producción de las minas de Almadén, que le
permitieron ejercer un monopolio efectivo de la oferta mundial de
mercurio durante más de noventa años.
La casa Rothschild, una de las redes financieras más poderosas del mundo desde el siglo V, y, sin duda, la más legendaria de las casas de banca privada europeas, comenzó sus relaciones con España en el marco de la Guerra de
Independencia. No fue para auxiliar con sus créditos o préstamos al gobierno español, sino más bien para financiar al ejército inglés del duque de Wellington (1769-1852), que combatía contra las fuerzas napoleónicas en la península ibérica. El británico consiguió tomar Madrid el 12 de agosto de 1812, provocando la huida de José Bonaparte, más conocido como José I Bonaparte (1768-1844), a Valencia y el repliegue del ejército francés hacia el norte. Sin embargo, los fondos económicos del duque no podían sufragar las cien mil libras de gastos mensuales de unas fuerzas armadas que contaban con ochenta mil efectivos.
Fue entonces cuando entró en escena el clan Rothschild, concretamente Nathan Mayer Rothschild (1777- 1836, considerado el hombre más rico de la tierra en XVII - XVIII y el más rico entre los Rothschild), que había sido enviado a Inglaterra años antes para organizar el negocio de exportación de telas de la familia al continente. Desde el gueto de Frankfurt, los Rothschild habían ido escalando posiciones sociales hasta convertirse en intermediarios financieros en la corte del príncipe elector de Hesse-Kassel de 1803 a 1821, Guillermo IX (1743-1821). En muy pocos años construirían un entramado de poder sin precedentes, con oficinas en las principales capitales europeas.
En sus inicios, en plenas guerras napoleónicas, la familia contaba con cinco ramas establecidas en Frankfurt con Amschel Mayer Rothschild (1773-1855), Londres con Nathan Mayer Rothschild (1777-1836), París con James Mayer de Rothschild (1792-1868), Viena con Salomon Mayer Rothschild (1774-1855) y en Nápoles. En el siglo XIX, la familia Rothschild de Nápoles construyó estrechas relaciones con el Banco del Vaticano, y la asociación entre la familia y el Vaticano continuó en el siglo XX. En 1832, cuando el papa Gregorio XVI se entrevistó con Carl Mayer von Rothschild, los observadores se sorprendieron de que los Rothschild no estaban obligados a besar los pies del Papa, como se requiere a todos los demás visitantes del Papa, entre ellos los monarcas. Las que tuvieron una relación más fructífera con España fueron las de Francia e Inglaterra.
Nathan Rothschild elaboró una complicada estrategia para surtir de fondos al duque de Wellington, en colaboración con la amplia red comercial de su familia. El contacto en España para asegurar las transacciones fue el banquero y mercader valenciano Vicente Bertrán de Lis Thomas (1772-1857) que ya en junio de 1820 era corresponsal de los Rothschild. Pronto el gobierno británico accedió a colaborar con el clan para dar mayor cobertura a las operaciones.
“Se calcula que el gobierno británico transfirió alrededor de 42,5 millones de libras a sus tropas y aliados en el continente desde 1811 y hasta 1816, de los que al menos la mitad pasaron por las manos de los Rothschild”, dice el historiador Miguel Á. López-Morell. La operación cambió el curso de la guerra y acabó con seis años de ocupación militar de la península. Para la familia de banqueros produjo cifras astronómicas en beneficios. No es de extrañar que, años más tarde, Nathan reconociera que había sido “el negocio de su vida”.
Fue entonces cuando entró en escena el clan Rothschild, concretamente Nathan Mayer Rothschild (1777- 1836, considerado el hombre más rico de la tierra en XVII - XVIII y el más rico entre los Rothschild), que había sido enviado a Inglaterra años antes para organizar el negocio de exportación de telas de la familia al continente. Desde el gueto de Frankfurt, los Rothschild habían ido escalando posiciones sociales hasta convertirse en intermediarios financieros en la corte del príncipe elector de Hesse-Kassel de 1803 a 1821, Guillermo IX (1743-1821). En muy pocos años construirían un entramado de poder sin precedentes, con oficinas en las principales capitales europeas.
En sus inicios, en plenas guerras napoleónicas, la familia contaba con cinco ramas establecidas en Frankfurt con Amschel Mayer Rothschild (1773-1855), Londres con Nathan Mayer Rothschild (1777-1836), París con James Mayer de Rothschild (1792-1868), Viena con Salomon Mayer Rothschild (1774-1855) y en Nápoles. En el siglo XIX, la familia Rothschild de Nápoles construyó estrechas relaciones con el Banco del Vaticano, y la asociación entre la familia y el Vaticano continuó en el siglo XX. En 1832, cuando el papa Gregorio XVI se entrevistó con Carl Mayer von Rothschild, los observadores se sorprendieron de que los Rothschild no estaban obligados a besar los pies del Papa, como se requiere a todos los demás visitantes del Papa, entre ellos los monarcas. Las que tuvieron una relación más fructífera con España fueron las de Francia e Inglaterra.
Nathan Rothschild elaboró una complicada estrategia para surtir de fondos al duque de Wellington, en colaboración con la amplia red comercial de su familia. El contacto en España para asegurar las transacciones fue el banquero y mercader valenciano Vicente Bertrán de Lis Thomas (1772-1857) que ya en junio de 1820 era corresponsal de los Rothschild. Pronto el gobierno británico accedió a colaborar con el clan para dar mayor cobertura a las operaciones.
“Se calcula que el gobierno británico transfirió alrededor de 42,5 millones de libras a sus tropas y aliados en el continente desde 1811 y hasta 1816, de los que al menos la mitad pasaron por las manos de los Rothschild”, dice el historiador Miguel Á. López-Morell. La operación cambió el curso de la guerra y acabó con seis años de ocupación militar de la península. Para la familia de banqueros produjo cifras astronómicas en beneficios. No es de extrañar que, años más tarde, Nathan reconociera que había sido “el negocio de su vida”.
En febrero de 1823 Vicente Bertrán de Lis Thomas escribió a James de James Mayer de Rothschild: “En la hora actual estamos luchando con el fin de derribar al gobierno y de poner, en su lugar, personalidades susceptibles de dirigir mejor la nave del Estado.
Tras un largo proceso de desencuentros con el régimen de Fernando VII, la casa Rothschild consolida en 1835 su posición en España, ejerciendo una tutela financiera sobre el país, a la espera de ampliar sus intereses. Es entonces cuando se hace oficialmente con la contrata de comercialización del mercurio de las minas de Almadén (Ciudad Real), que, junto a las minas de Idrija (Eslovenia), le permitirá ejercer un monopolio de la oferta mundial de mercurio durante más de noventa años. Ese mismo año, los banqueros alemanes establecen una agencia estable en Madrid a cargo de Daniel Weisweiller (1814-1892). Weisweiller era «el agente más importante de los Rothschild en la década de 1830».
Entre otros negocios, este nuevo enviado sacaría importantes réditos financiando las guerras carlistas, asociado con las élites financieras de la capital. Según López-Morell, Weisweiller “demostraría una excepcional capacidad para moverse entre las corruptelas del régimen y desarrollaría, por su propia iniciativa, una intensísima actividad político-financiera que siempre desbordó los proyectos de sus casas matrices, a las que arrastró a la mayor parte de las operaciones”.
En torno a 1848, la agencia madrileña comienza a hacer algunos retoques para ayudar a Weisweiller, sobrecargado de trabajo y aquejado de problemas de salud desde fines de los años cuarenta. El hombre elegido para apuntalar el proyecto de los Rothschild no es otro que el húngaro Ignacio Bauer (1827-1895), uno de los más brillantes empleados de la casa.
Bauer no tardó en asumir mayores responsabilidades, hasta que, el 1 de enero de 1855, se institucionalizó su papel capital con la creación de la sociedad Weisweiller & Bauer Cía. Ambos agentes se situaban al mismo nivel de autoridad en la agencia. Tras largos años de trabajo, la sede de los banqueros en Madrid se había convertido en un punto crucial para el mantenimiento de las finanzas españolas y había sentado las bases para los grandes proyectos venideros en los decenios siguientes.
El 3 de junio de 1855 se publicaba la ley de ferrocarriles en España. Además de diseñar un amplio programa para subvencionar la construcción de las líneas férreas, permitía la concesión de líneas por 99 años sin tener que asegurar la totalidad del gasto de construcción, concedía privilegios para la adquisición de materiales y facilitaba la expropiación de terrenos.
A fines de ese año se produce, a juicio de López-Morell, un “auténtico cataclismo en el entorno de los negocios ferroviarios en España”. El descomunal empuje económico que tendrá lugar a partir de entonces nace de las estrategias empresariales de grupos extranjeros muy determinados, enfocados en hacer de la construcción masiva de redes ferroviarias en varios países una oportunidad única de negocio.
James Rothschild, en París, se había convertido, con el paso de los años, en el experto de la familia en asuntos ferroviarios. Y se decidió, de manera enérgica, a introducirse en el incipiente negocio del ferrocarril en España.
Entre otros negocios, este nuevo enviado sacaría importantes réditos financiando las guerras carlistas, asociado con las élites financieras de la capital. Según López-Morell, Weisweiller “demostraría una excepcional capacidad para moverse entre las corruptelas del régimen y desarrollaría, por su propia iniciativa, una intensísima actividad político-financiera que siempre desbordó los proyectos de sus casas matrices, a las que arrastró a la mayor parte de las operaciones”.
En torno a 1848, la agencia madrileña comienza a hacer algunos retoques para ayudar a Weisweiller, sobrecargado de trabajo y aquejado de problemas de salud desde fines de los años cuarenta. El hombre elegido para apuntalar el proyecto de los Rothschild no es otro que el húngaro Ignacio Bauer (1827-1895), uno de los más brillantes empleados de la casa.
Bauer no tardó en asumir mayores responsabilidades, hasta que, el 1 de enero de 1855, se institucionalizó su papel capital con la creación de la sociedad Weisweiller & Bauer Cía. Ambos agentes se situaban al mismo nivel de autoridad en la agencia. Tras largos años de trabajo, la sede de los banqueros en Madrid se había convertido en un punto crucial para el mantenimiento de las finanzas españolas y había sentado las bases para los grandes proyectos venideros en los decenios siguientes.
El 3 de junio de 1855 se publicaba la ley de ferrocarriles en España. Además de diseñar un amplio programa para subvencionar la construcción de las líneas férreas, permitía la concesión de líneas por 99 años sin tener que asegurar la totalidad del gasto de construcción, concedía privilegios para la adquisición de materiales y facilitaba la expropiación de terrenos.
A fines de ese año se produce, a juicio de López-Morell, un “auténtico cataclismo en el entorno de los negocios ferroviarios en España”. El descomunal empuje económico que tendrá lugar a partir de entonces nace de las estrategias empresariales de grupos extranjeros muy determinados, enfocados en hacer de la construcción masiva de redes ferroviarias en varios países una oportunidad única de negocio.
James Rothschild, en París, se había convertido, con el paso de los años, en el experto de la familia en asuntos ferroviarios. Y se decidió, de manera enérgica, a introducirse en el incipiente negocio del ferrocarril en España.
A finales de 1856 se crea formalmente la Compañía de Ferrocarriles de Madrid-Zaragoza-Alicante (MZA). La nueva empresa realizará un extraordinario esfuerzo inversor, creando hasta el 35% de las principales líneas ferroviarias del país, en abierta competencia con la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España (CCHNE), de similar tamaño y propiedad de unos magnates franceses especializados en los ferrocarriles, los hermanos Émile (1800-1875) e Isaac Pereire (1806-1880).
Tras cinco años de intensa actividad, la compañía se extendió por las principales líneas de Extremadura, Castilla la Nueva, Andalucía o Levante, consolidando su supremacía sobre los accesos a Madrid y el manejo de los mercados más dinámicos del interior peninsular.
MZA construyó también las estaciones de Atocha, en Madrid, El Carmen, en Murcia, Campo Sepulcro, en Zaragoza, o Plaza de Armas, en Sevilla. Los Rothschild consiguieron vencer a sus rivales, los Pereire, que apenas habían podido construir la mitad de kilómetros de vías de tren. James Rothschild había acertado cuando dijo que “quien construya las primeras grandes líneas obtendrá los grandes negocios en España”.
Tras cinco años de intensa actividad, la compañía se extendió por las principales líneas de Extremadura, Castilla la Nueva, Andalucía o Levante, consolidando su supremacía sobre los accesos a Madrid y el manejo de los mercados más dinámicos del interior peninsular.
MZA construyó también las estaciones de Atocha, en Madrid, El Carmen, en Murcia, Campo Sepulcro, en Zaragoza, o Plaza de Armas, en Sevilla. Los Rothschild consiguieron vencer a sus rivales, los Pereire, que apenas habían podido construir la mitad de kilómetros de vías de tren. James Rothschild había acertado cuando dijo que “quien construya las primeras grandes líneas obtendrá los grandes negocios en España”.
Ver en, Los negocios de los Rothschild en España. https://bit.ly/3TjHAe1. Este artículo se publicó en el número 642 de la revista Historia y Vida. Cómo se convirtieron Los Rothschild en La Familia Más Rica de la Historia 💰, https://youtu.be/-tok-9hHB1I. Archivo Rothschild https://www.rothschildarchive.org/.
«Ven ikh bin Rotshild» ¡Soy un soñador, planificador y hacedor!
Mi formación es una experiencia combinada en gestión de proyectos,
gestión de equipos y formación y desarrollo. Quince años compartiendo
ideas e impresiones sobre lo que nos hace felices y saludables. https://linktr.ee/ravilagut © COPYRIGHT 2009 - 2023 Rafael Alberto Vilagut. 17-03-2023.
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