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domingo, 1 de octubre de 2023

Se corre la arruga como siempre. Quedan 91 días para finalizar el año. Francisco de Bobadilla, el pesquisidor y gobernador de la Española.

 

Quedan 91 días para finalizar el año.  Francisco de Bobadilla f. en 1.502, el pesquisidor y gobernador de la Española, 1 de octubre 2023, Rafael Alberto Vilagut - ravilagut@ymail.com CEO y fundador del Movimiento La 2da Oportunidad M2O. Telegram/youtube @ralviv.

Se corre la arruga como siempre. El Congreso de Estados Unidos ha aprobado una prórroga de la financiación federal para evitar un inminente cierre del Gobierno. En las horas finales del 30 de septiembre, el Senado aprobó con 88 votos a favor y 9 en contra el esquema de financiación a corto plazo, después de que este recibiera la luz verde de la Cámara de Representantes, con 335 votos a favor y 91 en contra. 
 
Con solo un día de margen, el presidente Joe Biden firmó una legislación que eleva el techo de la deuda de la nación, evitando un incumplimiento de la deuda del gobierno federal, que permitirá que las agencias federales del país continúen su funcionamiento hasta el 17 de noviembre.  EE.UU. aprueba una prórroga de la financiación federal https://youtu.be/fblS6x4O7dQ?si=t2kvUMr3WoFJbSbu.
 
Francisco de Bobadilla, el pesquisidor y gobernador de la Española.
 
1 de octubre de 1.500: en la isla de Santo Domingo, Cristóbal Colón junto a sus hermanos Bartolomé y Diego son encarcelados por Francisco de Bobadilla, emisario de los Reyes Católicos y enviado a España a causa de las calumnias lanzadas contra él.

Gracias a los avances historiográficos del dominicano J. Marino Incháustegui se ha podido ajustar qué documentación del tiempo de los Reyes Católicos corresponde a este Francisco de Bobadilla en concreto y cuál otra corresponde a personajes homónimos. Aparte de un fraile y otros de menor talla, se ha eliminado a un personaje de la Corte, corregidor de Córdoba, capitán en la guerra de Granada, alcaide de Santa Fe y de otras fortalezas, pero que murió antes de finalizar el siglo XV. El citado Incháustegui dedica más páginas de su voluminoso libro a definir personas llamadas Francisco de Bobadilla pero que no fueron el personaje a quien la Historia dio pronto el calificativo de “enemigo de Colón”. No obstante, aporta abundante documentación, una parte importante ya conocida y alguna menos conocida. Con el reconocimiento a este benemérito investigador se ciñe esta biografía, pues, a lo conocido sobre Francisco de Bobadilla, el pesquisidor y gobernador de la Española.

Se ignora dónde y cuándo nació, puesto que el documento más antiguo que se conoce sobre él es de 1480, en que era comendador de Auñón (Guadalajara), de la Orden Militar de Calatrava, “y la villa se alzó contra él por sus abusos, tratando de matarlo y obligándole a huir. En 1.497 firmó una avenencia con los vecinos de Auñón” . Después fue nombrado comendador de Berrinches (Guadalajara), Castellanos y El Collado —topónimos imposibles de dilucidar en concreto, pues hay varios en Castilla.
 
La familia de Bobadilla —tíos, primos, y, naturalmente, hermanos— gozaron de relevancia en la Corte y política castellana. Hermanos fueron Cristóbal y Francisco, célebre, este último, por su misión en La Española como protagonista del episodio de la detención de Colón. Hermanas, Beatriz (La Cazadora. Señora de La Gomera) y Leonor se casó con Pedro Suárez de Castilla, corregidor de Jerez de la Frontera y, con el tiempo, gobernador de Gran Canaria. Pero quien sin duda fue la persona más importante de su familia fue su tía, prima hermana de su padre, Beatriz de Bobadilla (1.440-1.511), marquesa de Moya, hija de Mosén Pedro, alcaide del castillo de Arévalo. Ambas Beatriz de Bobadilla —tía y sobrina— fueron radicalmente diferentes en su personalidad, trayectoria y, naturalmente, edad, ya que las separaban veinte años. Para distinguirlas, puesto que ambas llegaron a coincidir en la Corte de los Reyes Católicos, algunos autores denominaron a la más joven, a la Bobadilla de Canarias, con el apodo de la Cazadora en referencia a su padre que fue cazador mayor, primero de Enrique IV, y, más tarde, de Fernando el Católico.
 
Francisco de Bobadilla fue designado por los Reyes Católicos, el 21 de mayo de 1.499, juez pesquisidor y gobernador de las Indias en sustitución de Cristóbal Colón, “ante su petición del primer cargo y las profundas y tenaces quejas contra su administración, con motivo de la rebelión de Francisco Roldán, la esclavización de indios y el descontento de los colonos. El nombramiento de Bobadilla no se sabe a qué se debió, si a la confianza que merecía a los reyes, a su violento carácter o fue impuesto por el grupo enemigo de Colón”.

Conviene tener en cuenta que los Reyes Católicos aplazaron la partida hacia La Española de Bobadilla hasta que la llegada de los procuradores de Colón y los de Roldán, con sus alegaciones contradictorias, les resolvieron a enviarle en 1.500, un año más tarde.

Una cuestión previa en la que no han reparado suficientemente la mayoría de los historiadores es que la Cédula Real de 21 de mayo de 1.499, por la que “se comisiona a Francisco de Bobadilla para averiguar qué personas se habían levantado contra la Justicia en la isla Española y proceder contra ellas según derecho” está motivado por un escrito de Cristóbal Colón —y no por ninguna acusación contra él, como dicen o insinúan otros historiadores—. En efecto, en este documento se le dice a Francisco de Bobadilla “que don Cristóbal Colón, su almirante del Mar Océano y de las islas y tierra firme de las Indias, les envió a hacer relación, diciendo que estando él ausente de las dichas Islas, en su Corte, algunas personas de las que estaban en ellas, y un alcalde [Roldán] con ellas, se levantaron en las islas contra el Almirante y las justicias que en su nombre tenía puestas en ellas, y que no embargante que fueron requeridas las tales personas y el alcalde que no hiciesen el levantamiento y escándalo, que no lo quisieron dejar de hacer, antes se estuvieron y estaban en la dicha rebelión y andaban por la isla robando y haciendo otros males y daños y fuerzas, en de servicio de Dios [...] lo cual, por ellos visto, porque fue y era cosa de mal ejemplo y digno de punición y castigo, y a ellos, como rey, reina y señores, en ellos pertenecía proveer y remediar, mandaban dar esta carta para él en la dicha razón, por la cual le mandaban; que luego fuese a las islas y tierra firme de las Indias, y hubiese su información, y por cuantas partes y manera mejor y más cumplidamente lo pudiera saber, se informase y supiese la verdad de todo lo susodicho, quiénes y cuáles personas fueron las que se levantaron contra el Almirante y sus justicias, por qué causa y razón y qué robos, males y daños habían hecho, y todo lo otro que acerca de esto viere ser menester saber para ser mejor informados. Y la información y la verdad sabida, a los que por ella hallare culpables les prendiese el cuerpo, y les secuestrase los bienes, y así presos procediese contra ellos y contra los ausentes, a las mayores penas civiles y criminales que hallare por derecho”. Siguen instrucciones sobre la forma de interrogar, plazos y penas, para todo lo cual le daban ampliamente poder cumplido, y termina: “Y si para hacer, cumplir y ejecutar todo lo susodicho hubiere menester favor y ayuda, por esta su carta mandaban a su Almirante y a los concejos, justicias, regidores, caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de las dichas islas y tierra firme, que se lo diesen e hiciesen dar, y que en ello ni en parte de ello no le pusiesen embargo ni contrario alguno, ni consintiesen se los pusieren”.

Largo documento en el que se define la figura de un pesquisidor con todas las atribuciones, pero del que se desprende que la cuestión está inicialmente planteada por Colón, como denunciante, y que en el ánimo real no aparece sospecha alguna contra él. Cierto es que a este documento le acompañan otros, de la misma fecha, por el que —sintetizado— Francisco de Bobadilla tuviese la gobernación y oficio del juzgado de dichas islas y tierra firme. Y otro documento más, de igual fecha, por el que se proveía que a Bobadilla se entregasen “las fortalezas, casas, navíos, armas, pertrechos, mantenimientos, caballos, ganados y otras cosas de Sus Altezas en las Indias”. Y, finalmente, hay un último documento, titulado “de creencia”, fechado en Madrid el 26 de mayo de 1.499, dirigido a Cristóbal Colón, “su Almirante del Mar Océano, que ellos habían mandado al Comendador Francisco de Bobadilla, llevador de esa carta, que les hablase de su parte de algunas cosas que él diría, rogándole que le diese fe y creencia y aquello pusiese en obra”.

Redactados tan prolijos documentos, la partida de Bobadilla hacia La Española se demoró más de un año. Se está de acuerdo en que los Reyes Católicos optaron por recibir nuevas noticias sobre la sublevación, porque si estaba dominaba ya no haría falta la pesquisa. Pero llegaron dos carabelas, una con procuradores de Colón y otra con los de Roldán. Las contradictorias alegaciones causaron sensación en la Corte y los Reyes decidieron que Bobadilla marchara a La Española con su cometido.

Partió con dos carabelas en la que iban casi quinientos hombres, algunos frailes y catorce indios mandados como esclavos a España y devueltos a su tierra. Llegó al puerto de Santo Domingo el 23 de agosto de 1.500. Colón estaba fuera, en la Vega, y su hermano Diego rehusó obedecer a Bobadilla, al considerar superior la autoridad del almirante. El domingo 25, en la iglesia, Bobadilla leyó su nombramiento, conquistándose la adhesión al hacer pública su decisión de pagar los sueldos atrasados. Se apoderó de la fortaleza, se hizo cargo de los presos y de los procesos, se incautó los bienes de Colón, notándose enseguida su parcialidad, pues favorecía a los rebeldes, sin inquietarles lo más mínimo. Comenzó una pesquisa secreta contra el almirante y recopiló todo género de acusaciones, tanto fundamentadas como falsas. Sin oírle, apresó a Diego Colón.

A mediados de septiembre de 1.500, llegó por fin el almirante a Santo Domingo, obedeciendo a un fortísimo requerimiento de Bobadilla, y al presentarse ante él no hubo ni diálogo —recuérdese la carta “de creencia” de los Reyes— ni pesquisa personal alguna. Mandó detenerlo y lo encerró encadenado en la fortaleza. Igual hizo con su hermano Bartolomé. Este atropello a la autoridad del virrey y almirante ha dado pie a algunas interpretaciones: o Bobadilla, cegado por su carácter violento, creyó que se llenaba de gloria actuando así o, quizás, llevase, aparte de la documentación citada, instrucciones secretas de los Reyes, que es dudoso llegasen a tanto. El suceso causó consternación y solamente los declarados enemigos de Colón se sintieron felices. Esta escena histórica la narra el cronista Antonio de Herrera así (en 1.728): “Preso el Almirante, con sus dos hermanos, los que mal los querían tuvieron aparejo para vengarse cumplidamente dellos, porque no les bastó holgarse de verlos con tanto deshonor afligidos, pero aun con mucha libertad, por escrito y de palabra, de día y de noche: por los cantones les ponían libelos infamatorios. Y lo que peor era, que los que esto hacían eran los que avían comido su pan, y llevado su sueldo: y lo que más era digno de grandísima lástima, que quando echaron los grillos al Almirante, no se hallava presente quien por su reverencia y compasión se los echasse, sino fue un cocinero suyo, desvergonzado. Estos grillos guardó mucho el Almirante, y mandó que con sus huessos se enterrasen, en testimonio de lo que el mundo suele dar a los que en el viven, por pago, porque se conociesse que sólo Dios es el que hace las mercedes”.

A comienzos de octubre de 1.500 zarparon las carabelas hacia España, con la orden al capitán Alonso de Vallejo de que fueran entregados al obispo Fonseca, declarado enemigo de Colón. Enterados los Reyes manifestaron sentir mucho el atropello, ordenaron ponerlo en libertad, lo llamaron a Granada y le dijeron que se le había aprisionado contra su voluntad, aunque no lo restituyeron, pues no destituyeron a Bobadilla, quien continuó en el gobierno de La Española hasta 1502, en que llegó su sucesor, Nicolás de Ovando, “ya designado el 3 de septiembre de 1501, para que hiciese justicia, desagraviase a Colón y le devolviera lo que le había arrebatado Bobadilla y residenciara a éste [...]”.

A fines de junio de 1.502 llegó de nuevo Colón a Santo Domingo, y Ovando no le permitió refugiarse en el puerto ante la tempestad que preveía el almirante. Pese a las advertencias meteorológicas de Colón salió la flota en que iba Bobadilla y desencadenándose un horrible huracán, la destruyó en su totalidad, naufragando todas las naos y pereciendo Bobadilla y toda la gente que lo acompañaba. Serían los primeros días del mes de julio de 1.502. En Carta Real, firmada por la Reina 20 de marzo de 1.503 y por el Rey 29 de marzo, informan a Ovando “que no ha venido la capitana en que venía el Comendador Bobadilla, ni otras carabelas que venían en su compañía” ni “los presos, ni el cacique, ni los memoriales y otras cosas”.

Personaje controvertido en la historiografía, se ganó en los primeros siglos la execración general por su odiosa conducta. Por los ataques a España y a los Reyes Católicos que, por elevación, esta conducta acarreó, por historiadores extranjeros, a partir del siglo xix algunos españoles —Vidart, Castelar, Pardo Bazán y el padre Mir— se apoyaron en indicios de algunos predecesores —Oviedo, Bernáldez y pocos más— para justificar la conducta de Bobadilla, pues la mayoría de los españoles de la isla Española estaban en contra de Colón. Sin embargo, el dominicano J. Marino Incháustegui, en la conclusión de su gran obra, dice: “Destruida documentalmente la falsa leyenda de la rectitud y honestidad del comendador frey Francisco de Bobadilla, gobernador de las Indias; demostrado su terrible carácter; y comprobado plenamente que el noble y generoso corregidor Francisco de Bobadilla, muerto en la ciudad de Córdoba [...] el 20 de octubre del 1.496, era el íntimo amigo y protegido de los Reyes Católicos, ahora tendrá que escribirse de nuevo el episodio de los atropellos cometidos por el Gobernador contra Colón y sus hermanos”, https://dbe.rah.es/biografias/13807/francisco-de-bobadilla.
 
Personajes homónimos a Francisco de Bobadilla f. en 1.502.
 
Hijo de Beatriz de Bobadilla 1.440-1.511, la marquesa de Moya otro Francisco de Bobadilla, caballero de la orden de Calatrava, obispo de Ciudad Rodrigo y de Salamanca.
 
Isabel de Bobadilla n. en 1.480, fue hija de otro Francisco de Bobadilla, capitán, maestresala real y corregidor de Andújar, Córdoba y Jaén, y de una noble segoviana, María de Peñalosa. En 1.490 su padre concertó su matrimonio con el gobernador Pedrarias Dávila 1.460-1.531, el heredero del obispo de Segovia, como un intento de hacer las paces entre dos familias enfrentadas. A favor de la pareja, su tía paterna, Beatriz de Bobadilla 1.440-1.511, la marquesa de Moya, se comprometió a interceder con la reina Isabel I como su amiga y camarera. El enlace, que finalmente tuvo lugar en 1498, se vio amenazado en las luchas tras la muerte de Felipe I, cuando se refugió temporalmente en la casa de sus tíos paternos.
 
Muchos costarricenses de apellido Arias como mi abuela y madrina Angélica Rodríguez Arias (1.908-2.012) somos descendientes del Conquistador Capitan Gaspar Arias Dávila Gonzalez de la Hoz y Furtado Mendoza, (Segovia, Corona de Castilla c. 1490 - Santiago de Guatemala junio de 1543) primo del gobernador Pedrarias Dávila 1.460-1.531 c.c. Isabel de Bobadilla n. en 1.480.
 
Nombres: Conquistador Capitán Gaspar Arias Dávila González de la Hoz y Furtado hijo Gaspar Arias Davila y Poblete hijo Pedro Arias de Salamanca hijo Capitán Gaspar Arias de Salamanca y Calvo Chinchilla hijo Andrés Arias Monterroso hijo Felipe Arias Hidalgo hijo José Timoteo Arias Jiménez hijo Luis Arias Ugalde hijo Antonio Arias Pérez hijo José María Arias-Zumbado hijo Manuel María Arias Ugalde hija María Manuela Arias-Camacho hija Angélica Rodríguez-Arias hija Nydia María Vega Rodríguez hijo Rafael Alberto Vilagut-Vega.
 
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