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domingo, 9 de junio de 2019

Visión de la Costa Rica en el período desde el 2030 hasta el 2050.


Visión de la Costa Rica en el período desde el 2030 hasta el 2050, por Rafael A. Vilagut.
En la Asamblea Legislativa 3 de junio de 2019.


Este artículo de opinión está dirigido a hacer un ejercicio mental sobre como podría ser un escenario probable para la Costa Rica un minúsculo país marítimo con 51.100 km cuadrados en tierra y otros 500.000 km2 en el mar, en el período comprendido entre 2030 al 2050.  Un país de cinco millones de habitantes que en 2019 tiene unos excelentes índices en cuanto a sostenibilidad ambiental, sanidad y educación.   Índices medios en innovación, sistema financiero y riqueza. Al mismo tiempo tiene las peores infraestructuras de la región, los precios de energía y combustibles fósiles más altos de la región y un sistema judicial en entredicho. 

En Costa Rica no se cumplen muchas de sus leyes.  Esto está repercutiendo en corrupción galopante, un lavado de dinero cada vez mas protagonista en la precaria economía de servicios que artificialmente mantiene la tasa de cambio con el dólar alrededor de 600 colones por US$, una violencia que ha pasado a ser epidemia en algunos cantones (Cartago pasó de ser la provincia menos violenta a vivir una ‘epidemia’ de homicidios por el narco, La Nación 9 de junio de 2019, página 9 completa) y que el narcotráfico se ha adueñado de pistas de aterrizaje y de parque nacionales, playas y ríos.

Estoy convencido que en estos años 2030 – 2050, cuando se proyectan seis millones de costarricenses y hasta el 90% de su población viviendo en las ciudades, aparecerá publicado en Forbes el primer billonario en dólares americanos en tierra costarricense, y probablemente sea un migrante, alguien que entienda bien la idiosincrasia del costarricense con raíces costarricenses pero que creció o tiene fuerte influencia de otras culturas más prósperas, y que muy posiblemente no se graduó en ninguna de las universidades públicas o privadas de este país o incluso no se graduó en ninguna universidad. 

Hay personas superricas en casi todos los países de América Latina, pero no así en Costa Rica, donde la riqueza no está muy concentrada en ninguna familia o grupo empresarial.  En un momento de la historia la persona más afluente y poderosa de América Central vivió y trabajó en Costa Rica a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, me refiero a Mr. Minor Cooper Keith, magnate de los ferrocarriles, plantaciones de banano y el transporte, que poseía como el 5% del territorio nacional.  Hoy la riqueza está en la distribución global de bienes y servicios de la manera más barata y eficiente posible, de ahí el éxito de Airbnb, Uber, y más recientemente inCruises (que hemos traído a toda América Latina con el Club Privado Los Caballitos de Mar).   El muy pequeño tamaño de mercado de todos los países de la América Central es un gran hándicap en contra de los empresarios locales que no han expandido su visión a todo el planeta.

Son pocos los costarricenses que puedan pensar que es posible acumular en ganancias anuales cinco millones o diez millones de dólares de forma honesta operando desde este país.  Esta no es una creencia limitante exclusiva de Costa Rica y sus hijos, sino de los latinoamericanos en general, sobre todo de los países más pobres.  Por eso muchas empresas costarricenses han desaparecido como Lacsa o han sido absorbidas por grupos extranjeros como Industrias Gallito, Salsa Lizano, etc.  En este período 2030-2050, desaparecerán la refinería “Refinadora” Costarricense de Petróleo Recope y la Corporación Instituto Costarricense de Electricidad Grupo ICE.

De seguir la tendencia de la que están alertando todas las agencias internacionales calificadoras del riesgo país y economistas nacionales e internacionales de la talla de Eli Feinzaig autor de la “Estafa de las Pensiones” en 2017, Juan Carlos Hidalgo de Cato Institute o Ernesto Selman de CREES, expertos en energía como este servidor o el Dr. Roberto Dobles Mora, que alertan con muy poco éxito, del populismo energético de la primera dama Arq. Claudia Vanessa Dobles Camargo quien irónicamente aparece en un grupo de 50 como mujer influyente en Forbes 2019, y el presidente populista Máster Carlos Andrés Alvarado Quesada casi todas sus promesas por cumplir, estoy convencido que Costa Rica se convertirá en los próximos años en un país de emigrantes como Nicaragua o Venezuela de principios del siglo XXI. 

Los habitantes de Costa Rica comenzarán a buscar masivamente mejores perspectivas de vida en otros países vecinos más prósperos y en todo el mundo a partir del año 2025.  El sistema de bienestar social costarricense no es sostenible, y las consecuencias probablemente una grave crisis política, social, y económica a partir de los últimos años 2020 y que se acentuará a partir del año 2030.  Como todo es cíclico, esta crisis no será permanente, sino que con las lecciones aprendidas volverá la prosperidad a este país después del 2050.

De la lectura de los pronósticos anteriores, no solo en Costa Rica puedo concluir que no importa lo difícil que se pongan las cosas en nuestra amada Costa Rica, para algunos muy pocos será tierra fértil para hacer una gran fortuna, pero como dicta la economía donde unos ganan otros pierden.  Costa Rica verá empobrecer a gran parte de su población que ahora goza de la brecha de los ingresos medios si no son tomadas medidas de contención del gasto y para aumentar la competitividad por los gobernantes de turno y con participación de toda la sociedad, académicos, intelectuales, maestros, hombres y mujeres de todas las edades y extractos sociales.

Mi experiencia habiendo sido expulsado sin causa justificable del doctorado de historia en la Universidad de Costa Rica en 2017 y hasta la fecha sin que haya justicia, es bastante pesimista.  Acabo de ser notificado el viernes próximo pasado de una resolución de desestimación Exp:19-000249-0031-IJ que interpuse en Inspección Judicial y en Contraloría de Servicios del Poder Judicial porque la Causa Penal Exp:17-002170-0175-PE contra el Rector Dr. Henning Jensen Pennington por prevaricato y otros delitos como abuso de autoridad e incumplimiento de funciones, no avanzó en 2017 ni en 2018 y no se termina de tramitar en el 2019 en la Fiscalía II Adjunta del Segundo Circuito de San José y menos en la Fiscalía General de la República o en la Asamblea Legislativa donde los cortos períodos no permiten hacer seguimiento a casos de corrupción tan graves, que involucran a jerarcas de instituciones claves para el buen funcionamiento del país. 

El rector Señor Jensen, migrante hondureño, y muchos de sus cómplices académicos y funcionarios administrativos, como la Directora y Subdirectora de la OAICE, Coordinadora del PIAM, vicerrectores y vicerrectoras, varios decanos (SEP, derecho, FCS), Jefe y Subjefe de la Oficina Jurídica, el Director del CIHAC, el Director del PPHIST, el Contralor Universitario no son llamados ni por las autoridades universitarias ni por la justicia a rendir explicaciones por sus actos de corrupción, me refiero al incumplimiento de la Ley 3740, la Ley integral para la Persona Adulta Mayor, Ley 7935, La Constitución Política de Costa Rica.  Lo que es peor no hay justicia ni reparación al daño que Costa Rica ha ocasionado a cientos de venezolanos de grado, pregrado, posgrado y del programa PIAM y sus familias de la UCR, con una cuantía estimada de mil millones de colones costarricenses en los últimos quince años.  Los dos últimos casos documentados de los estudiantes DAVID ANDRES ATIAS RAMOS y EDGAR ANTONIO LEON ARIAS de primer ingreso en la UCR en 2019. Esto es solo la punta del iceberg de todos los delitos que se comenten y quedan impunes en las Universidades de CONARE y en especial en la Universidad de Costa Rica.

Ojalá la corrupción fuera solo en las universidades públicas, en la contratación con sobreprecios que hacen de bienes y servicios, en el Megaproyecto de Mil Millones de dólares de expansión de infraestructuras de la UCR los últimos doce años, o en la ejecución retrasada en más de un año del préstamo de 200 millones de dólares del Banco Mundial en 2013 a las universidades de CONARE, sus tentáculos parten desde la misma vicepresidencia de la República, es oportuno recordar a la vicepresidenta actual Economista Epsy Cambell Bar que tuvo que renunciar al cargo de Ministro de Relaciones Exteriores y Culto del cual fue jerarca solo por seis meses.

En la Costa Rica a partir de 2015 las instituciones como la Defensoría de los Habitantes, la Contraloría General, la Fiscalía General de la República, la Procuraduría General y de la Ética Pública, la Presidencia del Poder Judicial, el Ejecutivo y el Legislativo no funcionan de la misma manera eficiente y efectiva que funcionaban cuando existía bipartidismo. 

El país y sus habitantes vamos a pagar el alto precio de pensar que el estado de bienestar alcanzado con tanto esfuerzo por nuestros ancestros costarricenses, por la Iglesia, por las instituciones costarricenses como la CCSS y los partidos políticos está garantizado de por vida.

MBA Rafael A. Vilagut Vega, San José domingo 9 de junio de 2019.  ravilagut@incruises.com y rafael.vilagut@ucr.ac.cr

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