Mi abuelo D. Jesús Vega Orozco era pedagogo y escribía en el Repertorio Americano y en toda la prensa escrita de Costa Rica. Apasionado de la Educación. Si el viviera seguramente esta semana les hubiera contado de la entrevista de La Vanguardia a Timo Riiho, catedrático; quien analiza la educación finlandesa, la mejor de Europa según la OCDE.
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¿Por qué la educación finlandesa es la mejor de Europa?
Para empezar, porque mantenemos a nuestra educación por encima del debate político partidista. En cambio, me sorprende e irrita –porque amo este país– cómo aquí, cada vez que gana el PP o el PSOE, quieren cambiar de arriba abajo el sistema educativo.
Otra muestra de que nuestra democracia se ha degradado en partitocracia.
Pues debería haber instituciones más allá de los partidos: consensuadas por todos y gestionadas por una sociedad civil activa, diversa y plural. La educación es demasiado importante para dejarla en las exclusivas manos de los políticos y debe gozar de un consenso a prueba de elecciones.
Ya me contará cómo lo consiguen en Finlandia.
Lo primero que necesita un buen profesor es que los políticos le dejen trabajar...
Un buen profesor y todo el mundo.
... Después, la buena educación es la que no deja a nadie atrás. A nadie. En Finlandia, el 99,9 por ciento de la educación es pública y gratuita, pero pública no quiere decir burocrática: la sociedad civil se implica en su gestión. Está financiada a medias por el Estado y los ayuntamientos.
¿Con generosidad?
No más de la posible. De hecho, ahora mismo, como consecuencia de la crisis, es probable que se aumente el número de alumnos por aula hasta cuarenta.
Supongo que los finlandeses pagan mejor que nosotros a sus profesores.
No es así. Los sueldos –los he comprobado– de los enseñantes en Finlandia no son superiores a los españoles. Son parecidos.
Entonces no es cuestión de sueldo.
No, señor. Lo que sí he observado es que en Finlandia los requisitos de acceso al profesorado son más exigentes que los suyos.
Cuéntenos.
Para empezar, todos los profesores tienen que hablar perfectamente las dos lenguas del país: sueco y finlandés. Porque Finlandia es un Estado bilingüe, ya que existe una minoría –el 6 por ciento– suecohablante.
¿Usted habla sueco también?
Naturalmente: soy funcionario. Además, debemos hablar inglés. Los maestros de primaria necesitan la licenciatura en Pedagogía y la mayoría completan otra licenciatura universitaria en una materia específica: Exactas, Física, Biología, Lingüística... Muchos obtienen el doctorado antes de empezar a enseñar y existe una considerable y muy útil proporción en el aula de especialistas en problemas del lenguaje y en trastornos del aprendizaje.
¿En qué se nota toda esta exigencia?
En que no tenemos ni suspenso ni fracaso escolar tal como lo entienden ustedes.Cuando un niño se queda rezagado, el pedagogo es el propio profesor e interviene.
Pero hay niños con menos aptitudes que otros... ¿o acaso en Finlandia no?
He asistido a ese debate otras veces. Los niños con menos capacidades, en principio, no se segregan, porque incluyéndolos con los demás mejoran y los mejores aprenden aún más al tener oportunidad de ayudarles.
Pero en Finlandia ustedes tienen pocos niños inmigrantes, ¿verdad...?
Cierto, es así, porque para un extracomunitario es muy difícil conseguir permiso de residencia. Finlandia se ha distinguido históricamente en Europa por esa política.
... Y es más fácil ser solidario con quien es como tú.
Es la historia la que nos hace así. Durante 800 años nos dominaron los suecos; después los rusos durante otros 100. Por eso, la escuela finlandesa surge con la voluntad de recuperar la lengua nacional en el siglo XIX. Y no quisiera hablar mal de mi país...
Sólo se corrige el error que se admite.
... Pero le recordaré que las últimas elecciones legislativas las ha ganado un partido casi de extrema derecha que ha insistido en mantener la inmigración en mínimos. Así que ya ve que no todo es tan estupendo.
Son un país pequeño y homogéneo.
Una vasta geografía para apenas algo más de cinco millones de habitantes. Pero es más bien la educación la que nos convierte en una nación homogénea, y no al revés.
¿Y su formación profesional es buena?
Lo que puedo decirle es que el sistema es muy flexible y permite compaginar con soltura enseñanzas profesionales y académicas: el paso de un ciclo a otro es habitual.
Aunque sacamos peores notas que ustedes en PISA, ¿nos envidia en algo?
Por supuesto: aquí la familia es un factor de influencia beneficiosa mucho mayor que en Finlandia y ustedes socializan mejor a sus niños y jóvenes. La familia finlandesa demasiado a menudo cree que la educación es competencia exclusiva de la escuela.
¿Y dónde está el problema?
En que la educación no es exclusiva ni de la escuela ni de los profesores: todos debemos comprometernos con ella. Y aunque saquen buenas notas en el Informe Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA) de la OCDE, nuestros chavales, en general bien formados intelectualmente, no siempre son bien educados.
Habla usted un excelente castellano.
Y entiendo el catalán. No tiene mérito: soy catedrático de Lenguas Iberorrománicas. Aprendí el euskera, además, por la hipótesis de afinidad con el finés, porque es un fósil viviente apasionante y complejo y porque es sustrato del castellano. Vía La Vanguardia.
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Lo que me recuerda a mi viejo amigo Herbert Nyquist de la Embajada de Finlandia en Caracas hace años, una persona sumamente culta y educada quien hablaba muy bien el castellano. Me regaló un libro sobre Finlandia, el cual revisaré esta semana.
Feliz y Saludable lunes 16 de enero de 2012. rafaelvilagut@gmail.com
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