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lunes, 2 de enero de 2012

Todo Un Detallazo!



Artículo muy apropiado para los primeros días del año y siempre, lo leímos en el blog de la Parroquia San Diego de Alcalá, la cual conocimos en la Santa Misa de ayer domingo.  Conocimos al Padre Edgar Muñoz F., quien sorprendió a nuestra familia al final de la Misa regalándonos dos bellos calendarios 2012 con las pinturas del templo de San Diego.  Todo Un Detallazo!


Valorar Las Pequeñas Cosas, Por Beatriz Montes Ferrer



A veces nos encontramos, a lo largo del día, momentos en los que hacer nuestro trabajo nos puede suponer una carga. Es duro, pesado e incluso podemos caer en el error de la rutina o no considerar importante esforzarse en que esa labor se desarrolle lo mejor posible.

Pierde sentido el llegar puntual al trabajo, ser amable y servicial con los compañeros, hacer bien la comida o tener el armario ordenado.

Podemos caer en la tentación de que pensar que da igual la manera en que se hagan las cosas, de que no sea tan relevante sacar buenas notas, dialogar en el matrimonio o preocuparse por cómo le ha ido a los niños en el colegio.

Sin embargo, toda nuestra vida gira en torno a un sinfín de pequeños detalles que, hechos con amor, con esmero, dan origen a un puzzle precioso, el cual, unido al trabajo y al servicio de los demás, hará nuestra labor más productiva y enriquecedora.



Pero para ello debemos comenzar por todas esas pequeñas cosas que, precisamente por eso, por ser a veces tan pequeñas, las etiquetamos como triviales y las dejamos pasar en espera de que llegue una gran ocasión donde de verdad poder mostrar nuestras cualidades y realizarnos, donde nos valoren y nos den la palmadita en la espalda que creemos a veces merecer.

¿A quién le puede importar darle un beso al marido cuando se va al trabajo si está pensando en sus problemas, o mostrase amable con los clientes, dialogar con respeto o escuchar al que nos habla? ¿Realmente le importa a alguien que se tire el chicle a la papelera, que el chófer del bus sonría amablemente o que no se dejen los calcetines sucios en el suelo?

Ese esfuerzo, esa sonrisa al otro, esa constante labor… le importa, y mucho, a Dios, pues Él es el que, más allá de nuestra pereza, envidia, ingratitud o cansancio, sabe mejor que nadie apreciar cada gesto, cada pensamiento y cada lágrima que dentro de nosotros nos van fortaleciendo e inundando de abundante felicidad. Cuando un anciano le regala a su también anciana esposa una flor y le dice lo mucho que la quiere; cuando una madre cansada, agotada, se levanta innumerables veces de la noche por su bebé enfermo; cuando un hombre arriesga su vida por sacar a un niño de entre los escombros tras un terremoto o cuando un paralítico sufre en silencio multitud de enfermedades que le van saliendo tras tantos años de inmovilidad… ahí está Dios, vivo, observando todo.

Todo lo que hacemos debería ser un acto de amor al prójimo, de servicio y entrega incondicional, tal y como Cristo nos reveló durante su vida. Esas pequeñas cosas que quizás nunca nadie apreciará, Dios sí lo está viendo. Nos convertimos en un precioso instrumento suyo ejerciendo el ministerio sacerdotal. Fortalecidos por el Espíritu Santo, somos copartícipes de su creación.

Detalle a detalle vamos construyendo nuestro pequeño mundo. Esforcémonos, pues, para que sea un mundo lleno de sonrisas, alegría y ganas de vivir, que se contagie a los demás y donde se manifieste el amor de Dios en cada una de las cosas maravillosas que Él nos permite realizar.

La vida familiar es, sin duda, el mejor lugar para comenzar a inculcar este valor a los hijos, pues el hogar es un mosaico lleno de pequeños y aparentemente insignificantes ocasiones, para salir de uno mismo por amor al otro.

Aprovechemos también estas fiestas navideñas (y de fin de año y Reyes), en las que se realza el valor del consumo y lo material para transmitir que se puede ser muy feliz de muchas otras maneras: compartiendo con los más desfavorecidos, asistiendo a enfermos o en momentos íntimos familiares donde compartir opiniones y sentimientos.

Debemos valorar las cosas pequeñas, para así aprender a valorar y apreciar la vida, que es muy grande, pero está llena de pequeñas grandes cosas.  Vía CaminayVen

Feliz y Saludable lunes 2 de enero de 2012.

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